Volver al espíritu de la Constitución
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, promulgada en 1999, e impulsada por quienes ostentan el poder es una guía perfecta que resume todas las carencias políticas, sociales y económicas que hoy padece el país.
En su artículo 2, se establece que “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos y el pluralismo político”.
El uso de los Poderes e instituciones del Estado, actuando como brazos del partido de gobierno, va en evidente contravía de los principios constitucionales. Jugar con las instituciones, como el CNE, para acomodarlas a unas voraces apetencias continuistas, no está acorde con los principios y valores de nuestra Carta Magna.
A esta altura pareciera inútil exigir el respeto al espíritu de la Constitución, pero quienes impulsan el cambio político, deben tomar ese aliento como faro que oriente el destino y corrija el errático rumbo de la nación.
Volver a la constitución nacional previa a este adefesio chavista sebería estar en la mente de los futuros cogernantes, así como volver a nuestras siete estrellas y la vista del caballo de Bolívar… todo tergiversado y acomodado conveneintemente para desviar la atención del pueblo en su momento, pero peor aún para dejar una huella que hay que borrar de los peores años que ha vivido nuestra querida Venezuela de 7 estrellas…!!!