El Editorial

¿Vientos de cambio en América Latina?

Los resultados electorales del domingo 25 de octubre en varios países de nuestra región, muestran que el exacerbado presidencialismo y la mal denominada izquierda de corte castrista, no son el destino inexorable para nuestro hemisferio.

Durante años ha campeado a su gusto una versión de lo que Talmon calificó como democracias totalitarias, es decir, regímenes que concentran o pretenden concentrar  en la presidencia de la república la suma de todos los poderes del Estado.

El primer ejemplo de implosión de ese modelo es la caída vertiginosa de Dilma Roussef y su partido en Brasil, bajo acusaciones de participación en usos indebidos de los recursos del Estado para obtener -y mantenerse- en el poder.

El segundo caso es el de Argentina, en la que contra todos los pronósticos Mauricio Macri y «Cambiemos» le infligieron una sensible derrota al Kircherismo, arrebatándole el control de la provincia de Buenos Aires, que desde casi 40 años había sido coto cerrado del peronismo, obligando al oficialista Scioli ir a un balotaje que al parecer tiene grandes posibilidades de perder.

El tercer resultado adverso para los seguidores del Foro de Sao Paulo, fue el triunfo en la Alcaldía de Bogotá del conservador Peñalosa, seguido de cerca por el liberal Rafael Pardo y la derrota del Polo Patriótico, que llegó en tercer lugar.

Y por último, en Guatemala, el presidencialismo recibió una aplastante derrota.

¿Serán estas circunstancias de cambio una tendencia? Pareciera que, al menos en lo que se refiere al modelo de corte pro castrista, hay vientos que soplan en otra dirección. Veremos el 6 D si esas corrientes de aires renovadoras llegan a esta tierra que algún día fue calificada como de gracia.

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Un comentario

  1. Tal vez nos encontramos frente a una ´´tendencia pendular´´, un momento de oscilaciones dentro de una situación de crisis permanente pero que no pareciera encontrar soluciones duraderas.. Y es que cuando las alternativas de izquierda se agotan, las de derecha se fortalecen. Las democracias populares aportan soluciones coyunturales hasta que se agotan en sí mismas, y cuando las derechas se agotan, se extreman hasta bordear situaciones radicales. Los extremos hacen que surjan movimientos anarquizantes dentro de la izquierda y fascistas en el contexto de la derecha ; pero, la gran perdedora, es la democracia en sentido clasico.

    Esta crisis global – estructural ya lleva muchos años vigente y a medida que avanza el siglo se hace mas profunda y su gravedad mas amenazante. Problemas como la emigración compulsiva, la corrupción generalizada y otros no menos preocupantes ya están afectando tanto a países desarrollados como subdesarrollados. Y es que las desigualdades son apenas la punta del iceberg, pues todo apunta a que ambos modelos se están volviendo inoperativos y disfuncionales. Si, puede ser que algunas economías parezcan prósperas. pero sus indicadores dicen lo contrario y tarde o temprano, hacen aguas por el lado menos pensado.

    ¿ Qué tanto se progresa si tarde o temprano retornan las izquierdas al poder ?. Es evidente que los problemas terminan rebasando a los gobernantes y entre más ´´tontos´´ son más útiles a los que realmente deciden por nosotros. ¿ Quien puede poner en duda que el actual sistema financiero y corporativo decide por nosotros e impone las reglas que nos gobiernan ?. Y es que tal mundo, no importa si es capitalista o comunista, se hermanan y actúan con el criterio de la máxima rentabilidad y hasta compiten entre éllos por extender su hegemonía y dominación absoluta. ¿ Podrá mantenerse en el tiempo el consumismo cómo barómetro del crecimiento y el bienestar ?. Muchos pensamos que ello no es posible y que el crecimiento sostenido, no pasa de ser una quimera.

    ¿ Qué nos pueden ofrecer que puedan cumplir los que reemplacen a los que gobiernan a Venezuela , salvo la vieja fórmula de ´´sangre, sudor y lagrimas´´ ?. Y es que si no nos reinventamos y buscamos desesperadamente salidas alternativas, correremos el riesgo de fracasar nuevamente en muy poco tiempo y con ello, el retorno de los socialistas ( comunistas) al poder. Y eso, no lo quiere nadie. Nuestro gran reto es quebrar ese movimiento pendular y abrir brecha para construir un mañana diferente. ¿ Utopía o realidad ?. Las utopías dejan de serlo cuando la realidad, remplaza el mundo de lo no – imaginable, y dejando de ser ficción, se transforma en una forma cotidiana de vida. Este debe ser nuestro objetivo.

    ¿ Lo lograremos en lo que resta de siglo ?. No lo creo, pero que no se diga que al menos lo vamos a intentar.

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