Un récord mundial
Vuelto a designar por aquel que no acude al principal desfile militar del país, el ministro de Defensa venezolano se eterniza en su despacho como si no hubiera otros capaces de ejercer ese importante cargo. No entendemos por qué “Súper Bigote” no quiere o no se atreve a relevarlo. Un número exagerado de generales y almirantes para un sector militar pequeño como el nuestro no le parece buen campo de cosecha.
Los militares se han adueñado del poder en Venezuela para ejercerlo mal –basta ver la obra del régimen para comprobarlo- y carecen de glorias que vayan más allá de mantener limpias las instalaciones públicas de Fuerte Tiuna y de reprimir. Nadie en este país confía en los uniformados.
Sus razones tendrá Maduro para mantener en su gabinete al eternizado ministro de Defensa y para enviarlo en su lugar a presidir la más importante y tradicional exhibición de los militares para el pueblo. Quizás sea eso lo que nos merecemos por permitir, y ya es historia, que el Día de la Firma de la Independencia por las personalidades civiles de su época, haya sido convertido en Día de las Fuerzas Armadas.
O de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, como si Páez, Sucre, Anzoátegui, Urdaneta y tantos otros jamás hubieran existido.