Tocata y fuga
Que alrededor del 20 % de los venezolanos haya decidido irse del país por encima de la zozobra y las largas caminatas, debería ser un enorme llamado de atención para un régimen y unos políticos que parecen pensar sólo en posiciones políticas y espacios en los medios.
Ha sido una mezcla de torpeza empecinada, represión persistente e incompetencia como exigencia en vez del conocimiento, la que nos ha llevado a una situación en la cual se ganan elecciones pero se pierde país, la Venezuela que optó por aquél Hugo Chávez que prometía justicia y en cambio dio ajusticiamientos y de este Maduro que pendulea entre halagos militaristas y abandono del país en manos de extranjeros que no son invasores sino invitados, sólo puede llevar a una endeble economía en la cual nadie cree y sólo se vende o se compra.
El sueño que aquél Chávez sembró en los venezolanos –en todos, en unos para manejarlo a su capricho, en otros para nuevamente ser manejados por un caudillo providencial- lleva tiempo muerto y oliendo mal. A un pueblo acostumbrado al Gobierno como gran papá que a unos premia y a otros castiga, se le ha desgastado la fé y la voluntad de vencer a la vida, se les ha dado un régimen que sólo piensa en mantenerse en el poder a costa de lo que sea –presos, torturados y muertos de ser necesario.
El chavismo dejó de ser ilusión para convertirse en fracaso, en afanes de huir como única salida. Es una vergüenza que hayamos llegado a caer en país de remesas. Tal vez Nicolás Maduro pueda reaccionar y no limitarse a alardes vacíos sino a soluciones concretas que no son las de los que sólo vienen a gruñirle más cerca a los Estados Unidos. Pero se le está acabando el tiempo, ya es hora de que encare que no basta con formar parte de la historia, que hay que hacerla.