¿Tiene hoy algún sentido la noción de soberanía nacional?
El concepto de soberanía nacional surge de la paz de Westfalia en 1648, que puso fin a la guerra de los 30 años.
El nacionalismo permitió que se estructuraran nuevos estados confinados en sus territorios y resguardados, en principio, de la sujeción a entidades políticas superiores.
Con la independencia de las colonias americanas en el siglo XIX y luego la descolonización integral en el siglo XX surgieron numerosos estados que se resguardaban de su antigua situación con un nacionalismo exacerbado que permitió , en muchos casos, que se cometieran en sus territorios grandes tropelías contra sus poblaciones sin que nadie pudiese hacer algo para detenerlas.
Hoy en un mundo cada vez más interdependiente, acosado por numerosas crisis generadas por factores climáticos, sanitarios, económicos, tecnológicos, y en el que proliferan actividades delictivas como el terrorismo, el narcotráfico, el lavado de dinero, la trata de blancas y nuevas modalidades de esclavitud… ¿es aceptable que algunos países se escuden en el concepto de soberanía absoluta para cometer, propiciar o actuar de alguna manera que dañen, no solo a sus nacionales, sino a la humanidad?
La pandemia del Covid-19 y sus aterradoras consecuencias económicas va a tener un efecto fundamental en la necesidad de crear mecanismos más eficientes para la cooperación mundial, que permitan evitar, y por supuesto gerenciar, los flagelos que ponen en peligro la subsistencia de la humanidad.
Así como la Primera Guerra Mundial dio lugar a la creación -fallida- de la Sociedad de las Naciones y la Segunda Guerra Mundial a la creación de las Naciones Unidas, esta nueva crisis planetaria debe dar lugar a una nueva gobernabilidad mundial que se base en la cooperación entre las grandes potencias, para conjuntamente enfrentar y ayudar a resolver las consecuencias de la crisis planetaria actual y las que inevitablemente ocurrirán en el futuro.
Hablar de soberanía nacional entre naciones interdependientes y conexas por un proceso de globalización que, aunque deteriorado y con un hecho práctico de hacerla desaparecer, es algo tan irreversible como el Internet. Tenemos una sociedad universal que tiene una dinámica propia y que se mueve en paralelo en todo el planeta y en tiempo real, que se sustenta en las redes sociales y en uso del WhatsApp, donde se va perfilando el sentir de las sociedades todas y la construcción de los nuevos valores, que habrán de ser la base de un nuevo mundo en formación y donde las diferentes culturas se unirán en ese algo compartido que, será lo que denominaremos HUMANIDAD. En este sentido, puede que la pandemia de la COVID 19 haya sido el detonante, no solo para ver nuevas pandemias y cambios en profundidad del como nos organizaremos, sino como habremos de entender el fenómeno económico y como habremos de administrarlo, si queremos sobrevivir. No hablamos de un mundo más justo como antes se entendía dicho término, quizás sí, más equitativo. Sobre todo, cuando logremos entender que, no se necesita más de cierta cantidad para satisfacer todas y un poco más de todas nuestras necesidades y que, más allá de ello, todo sería desperdicio y despilfarro. Y especialmente que, el mundo de la ciencia y la tecnología que, serán la base de una nueva civilización, nos indicará el camino que se debe transitar y que se habrá que apuntalar, si no queremos de repetir los mismos errores que nos ha llevado al presente desastre, haciéndenos ver el horror de nuestro propio final, como una especie en extinción. Y cabe decir : TODAVÍA ESTAMOS MUY LEJOS PARA PODER AFIRMAR QUE NOS HEMOS SALVADO.