Sudando la gota gorda
Saab ya preso en Miami, Carvajal en trámite, una peculiar enfermera convertida en Tesorera de la Nación y su marido guardaespaldas, un alto jefe narcoguerrillero colombiano cae en manos del Gobierno de Colombia, al régimen de Nicolás Maduro parecen haberle caído encima las siete plagas de Egipto, sólo que no son plagas, sino acusaciones e investigaciones y nos imaginamos que son muchos los temores de extraordinarios descubrimientos.
Ahora llega de visita oficial el Fiscal de la Corte Penal Internacional que, atiborrado de denuncias, se supone que hurgará por todas partes, anotará sus conclusiones y se irá, sin que nada haga pensar que el Fiscal local, que ha fracasado reiteradamente en tratar de ganar puntos positivos en esa Corte, pueda hacer algo más de las fantasías que hasta ahora ha tratado de manejar. Y sin que nadie pueda tocar o molestar al Fiscal de la CPI pues sólo agregaría más peso a un prontuario ya muy denso.
Muere casi al mismo tiempo en prisión un militar quizás muy cuestionable para algunos, pero supuestamente admirado por sus colegas. Al mismo tiempo que los representantes del régimen, con su historia fallida de la diplomacia de Saab secuestrado por autoridades de justicia estadounidense, se levantan de una mesa de negociaciones que, por muy desesperanzador que fuera, daba al régimen acosado al menos más tiempo.
No es adelantando navidades con decoraciones en Miraflores ni alardeando de millones de vacunas y vacunaciones como el Régimen va a recuperar la fe ciudadana. Ni con un evento electoral que da aliento a las claras divisiones y codicias de la oposición y escasa credibilidad a un régimen en cuya sinceridad ya no se cree. Vivimos lo que parece una muerte anunciada, aunque López Obrador sueñe lo contrario.
