El Editorial
Renunció Liz Truss
Fue corto y fracasado el gobierno de la sucesora de Boris Johnson, Liz Truss, quien acaba de renunciar, acto que ya fue anunciado al rey Carlos III, y seguirá en el No. 10 de Downing Street solo hasta que sea nombrado un sucesor. Truss se va a la calle sin haber logrado convencer ni siquiera al propio Partido Conservador de su propuesta de gobierno, especialmente en lo económico.
Su final ha sido angustioso, incluyendo la petición de casi veinte parlamentarios de que dimitiese, argumentando la existencia de un caos político desde que asumió el cargo, tras la fuerte oposición parlamentaria al programa económico que presentó un mes atrás. En estos días hablaban por ahí del regreso de Boris Johnson.
Una de las ventajas de la democracia parlamentaria es que permite la sustitucion expedita de los gobernantes incapaces, insensatos o que actuan contrariando los intereses nacionales, porque al perder la confianza del Parlamento son desplazados del poder ejecutivo a la brevedad y sin mayores traumas, en cambio a un mal Presidente la nacion debe sufrirlo por todo su periodo a menos que incurra en causal de remocion y sea sometido a un proceso generalmente largo y complejo. Otra ventaja de la democracia parlamentaria sobre la Presidencialista es que al estar basada en el Parlamento como poder rector de la vida politica e institucional, en un organo colectivo de eleccion popular, es mad dificil que degenere en personalismo y dictadura, por esta razon Estados Unidos lo impuso al vencer en la Segunda Guerra Mundial a las derrotadas Alemania, Italia y Japon, paises cuyas democracias se consolidaron y se olvidaron de dictadores, ya los llamaran «Lider» («Fhurer» en aleman) o «Duce» (en italiano). Quizas a Hispanoamerica le vaya mejor cuando sustituyamos la mala copia del Presidencialismo de Estados Unidos por el exitoso modelo de la Democracia Parlamentaria.
El mayor peligro para una democracia presidencialista es que los gobernantes sean eternos, vitalicios o perpetuos, porque degeneran en autocratas o dictadores, por eso se establecieron mecanismos para evitarlo como la no reeleccion absoluta del presidente, como en Mexico, o la limitacion a una sola reeleccion del presidente como en Estados Unidos (despues de Franklin Roosevelt) porque una forma de facilitar caer en dictaduras es modificar la constitucion para establecer la reeleccion indefinida o controlar a un dependiente «tribunal» formado por copartidarios politicos que violando el texto expreso de la constitucion del atrasado pais en cuestion, diga que la constitucion dice «J» donde se lee «NO». Asi vimos como en Hispanoamerica Presidentes en ejercicio del poder se lanzaron como candidatos a la reeleccion cuando la Constitucion expresamente lo prohibia amparados en la irrita decision de un cantinflerico «tribunal» que se cree con derecho a violar la Constitucion. Estos espectaculos de barbarie y atraso politicos son las lamentables diferencias entre una Republica y una «Republica Bananera», que tanto abundan en Hispanoamerica.
Y de las mal llamadas «Republicas Populares Democraticas» solo podemos decir que nunca fueron, son ni seran Republicas, Populares ni Democraticas, y conforme a la clasica teoria aristotelica son «Monarquias Absolutas» disfrazadas en las que el «Lider Eterno, Supremo, Vitalicio o Perpetuo» o «Secretario General» del Partido Unico gobernante es el «Rey o Monarca» (ya dinastico o electivo), los altos cargos del Partido Unico son la «Aristocracia» u «Oligarquia» y el Pueblo queda reducido a «plebe, vasallos, subditos, siervos o esclavos», aunque los llamen «ciudadanos».