¿Quién les cree?
Un desastre fueron las primarias del PSUV, pero sirvieron para refrescar la memoria de muchos. Obligación de ir a votar para empleados públicos, compra de votos, chanchullos cometidos por algunos candidatos, amenazas, peleas, golpes, cierre tardío de mesas y anuncio de resultados en la madrugada… ¿Deja vú?
Lo del domingo demuestra que no es cierta la tan cacareada unidad entre los Psuvistas, pero según las cifras dadas por el propio Diosdado Cabello si se ratifica lo que ya todos sabemos, que no tienen gente. Según Diosdado tres millones y medio de venezolanos participaron en estas primarias, cifra que (de ser cierta) es bastante baja para las proyecciones que manejaban ellos mismos…
Y que no se alegren mucho los que ganaron, porque Diosdado fue muy claro: “En el reglamento está que haber sido electo no significa ser el candidato”. Como dicen por ahí, “alegría de tísico”, pues si no me gusta quien ganó, coloco a otro y ya.
¿Será que muchos de aquellos opositores que piensan participar en las elecciones del 21N seguirán pensando que, en caso de una supuesta victoria, esta les será reconocida?
Esta es la democracia que ellos persiguen: “Aquí lo estratégico es la revolución y su permanencia en el tiempo”.
Esa frase sentencia, desde ya, los resultados del 21 de noviembre.
Es necesario que toda la fuerza de la oposición se oriente a un objetivo superior y no a satisfacer intereses particulares. La idea de proponer un Tribunal Penal Especial de la OEA para Venezuela, dado el estado actual de crímenes en desarrollo, y la lentitud de la CPI, sumada a una diplomacia latinoamericana ideologizada y cómplice, debería poner a la oposición a reflexionar, buscar la unidad y solicitar a la par de esta propuesta asistencia militar internacional para detener el secuestro y la matanza de venezolanos.