¿Qué tipo de sociedad queremos?
¿Queremos vivir en un conflicto perpetuo, en una sociedad marcada por la confrontación constante, donde la fraternidad sea inalcanzable y las condiciones de vida se deterioren día tras día? ¿O aspiramos a una sociedad que deje atrás el pasado de odio y descalificaciones, donde discrepar no sea un delito y la reconciliación sea un propósito común?
Lo que está claro es que no podemos continuar como estamos. Nuestro país se está convirtiendo en uno de los más pobres del continente, donde para muchos la mejor opción es irse a cualquier lugar del mundo en busca de trabajo y paz.
Regímenes como los de Cuba o Nicaragua no son modelos a seguir; no ofrecen oportunidades para el crecimiento de sus poblaciones y reprimen cualquier intento de aspirar a la libertad.