¿Qué pasa cuándo un presidente pierde la lucidez?

¿Qué puede hacerse cuando un presidente comienza a mostrar signos de deterioro cognitivo, confusión, comportamiento errático o falta de juicio? Aunque parezca un escenario improbable, la historia y la actualidad demuestran que no lo es, y por ello existen mecanismos legales, políticos e institucionales diseñados para proteger la estabilidad de un país.
En sistemas presidenciales como el de Estados Unidos, la 25ª Enmienda permite que el vicepresidente y el gabinete declaren la incapacidad del presidente para ejercer sus funciones, activando un proceso ordenado de sucesión o retorno si se recupera. En varios países de América Latina, los congresos pueden declarar la “incapacidad permanente” tras una evaluación médica, garantizando que el país no quede atrapado en una crisis de gobernabilidad por la salud mental de su líder.
El tema ha vuelto al debate en Colombia tras la reciente intervención televisiva de Gustavo Petro, marcada por incoherencias y signos de desorientación, lo que ha encendido alarmas sobre su capacidad para seguir al frente del país. ¿Se atreverá el Congreso colombiano a evaluar seriamente esta posibilidad? Está por verse.
En otras latitudes, también se observan mandatarios que muestran señales preocupantes de disfuncionalidad, que deberían ser motivo de análisis y no de complacencia, por el impacto directo que tienen en la vida de millones de ciudadanos.
Porque la lucidez de un presidente no es un asunto personal: es un asunto de Estado.
cómo fue que Petro llegó al poder, estaba loco desde antes!