¡Qué mal estamos!
Uno tiene la certeza que en este país estamos mal, pero muy mal, cuando revisas las tendencias en las redes sociales y cuatro de ellas están relacionadas con la «presunta» muerte del malandro de la Cota 905, el «Koki».
Y entrecomillamos lo de «presunta» porque a nadie le consta que realmente murió. No es que seamos amarillistas, pero cuando masacraron a Oscar Pérez, las fotos de su cuerpo lleno de sangre si fueron filtradas e inundaron las redes sociales, exhibiéndolo, cual trofeo. En cambio ahora, la muerte del Koki, ese monstruo que ellos mismos crearon y armaron, está envuelta en un halo de misterio y, conociendo como de hecho concemos las burdas pantallas que arma este régimen para tapar una noticia con cualquiertipo de montaje, no podemos menos que declarar nuestras dudas sobre este hecho.
Lo que ellos hacen no nos causa asombro, ya estamos acostumbrados, lo que si lo causa es que muchos compatriotas les sigan el juego y temas que si deberían llamar la atención y permanecer en la palestra pública, como el vil asesinato del niño en la embarcación que se dirigía a Trinidad con migrantes venezolanos, se vuelva noticia de ayer y que la indignación de paso a la costumbre.
¡Qué mal estamos!
