El Editorial
¿Qué hacer con Guyana?
Lo primero que debe hacer el gobierno venezolano con respecto a la actitud del gobierno guyanés, es exigir respeto a lo establecido en el Acuerdo de Ginebra de 1966, y dejar en claro que la controversia entre los dos países se refiere solo al territorio en reclamación y jamás al área marina situada al oeste de Punta Playa.
Rechazar de manera enfática las concesiones que el gobierno de Guyana haya otorgado en áreas marinas, ubicadas al oeste de la línea de patrullaje de la Armada venezolana, que tienen como punto de partida Punta Playa en el estado Delta Amacuro
Ratificar en forma expresa el rechazo de Venezuela a las concesiones otorgadas por Guyana que estén ubicadas en áreas marinas en la zona en reclamación, hasta tanto no se haya logrado una solución a la controversia territorial en el marco del Acuerdo de Ginebra.
Venezuela debería proceder a la brevedad posible a extender hasta las 350 millas náuticas la plataforma continental generada por el estado Delta Amacuro, de manera tal que quede claro para Guyana que sobre esa área marina y submarina, nuestro país ejerce derechos soberanos exclusivos.
Por último, es imprescindible designar un negociador idóneo a tiempo completo, para que determine con su equivalente guyanes el mecanismo que ha de aplicarse para resolver la controversia, basado en lo dispuesto en el Acuerdo de Ginebra, con miras a encontrar un acuerdo práctico y satisfactorio a la controversia territorial.
El país no puede permanecer indiferente ante la solución definitiva de esta controversia, que no solo involucra una reclamación histórica sino que, de no manejarse bien, puede llegar a afectar áreas que nada tienen que ver con la reclamación y que son hoy parte integral de nuestra soberanía territorial.
Los «gobiernios» chavistas, han sido tan irresponsables y traidores a Venezuela que la Zona en Reclamación la dejaron absolutamente abandonada y a la Buena de Dios. Por ello, los guyaneses lanzan zarpazos para ver cuánto más se roban de Venezuela.
La verdad es que jamás habíamos tenido unos gobiernos tan incapaces e indolentes como los dos últimos que hemos tenido. Con el ex Caudillo había que gritarle a todo pulmón en el oído que existía una zona en reclamación y que atendiera el asunto ; y con el ´´paisano´´, ni se diga. Lo cierto es que la corporación petrolera llegó para quedarse y el gobierno de Guyana se siente ´´guapo y apoyado´´. Y es que si se intentara una ´´solución´´ tipo Malvinas, de seguro nos quedaríamos sin Armada y sin Aviación, nos acabaríamos de arruinar y lo perderíamos todo. Así que lo planteado por el EDITORIAL de hoy parece la única alternativa razonable para ver que se puede salvar de algo que va por muy mal camino y donde no pareciera que parte de la flota rusa viniese en auxilio de unas FANB que parecen estar dedicadas a otra cosa menos a la defensa de la soberanía nacional.
Lo cierto es que intuimos que para el gobierno venezolano el problema con Guyana no es en modo alguno prioritario ni es algo que le quite el sueño ; para ellos lo importante es su ´´revolución´´ y mantenerse a flote en medio de sus luchas internas y una crisis económica que se llevó al país por los cuernos destruyéndolo completamente. Sin gasolina, electricidad, divisas, medicinas, hospitales y alimentos, no valen nada los satélites chinos, la guerra asimétrica y cuanta vaina rara viven inventado estos incapaces y buenos para nada. Y eso sin contar con algún acuerdo secreto para que los guayaneses se queden con lo que les de la gana y hasta ahí llegó la ´´reclamación´´. Ni fuerzas tienen para simular una confrontación de mentirijillas que unificara el país y le hiciera olvidar por un rato la gravedad de la problemática interna, pues ni imaginación tienen para eso. Menos aun, ponerse a lanzarle a la Exxon Mobil misiles sobre sus propiedades cuando le debemos hasta la ´´forma de caminar´´. En suma, que estamos atrapados y sin salida, y hasta puede que cuando se quiera caer en cuenta, ni tengamos nada que reclamar y que hasta parte del Lago de Maracaibo es territorio colombiano… ¡ Que revolución de ´´porquería´´ !.