¿Por qué usan la etiqueta «fascista»?
Calificar de fascista toda expresión de disidencia política es una táctica que proviene de la estrategia impuesta por Stalin en la URSS. Su objetivo era deslegitimar cualquier forma de oposición, consolidar el control del Partido Comunista sobre la narrativa política y crear un enemigo común. Al etiquetar a toda disidencia como fascista, buscaba movilizar a la población contra un adversario claramente definido.
Esta táctica sigue vigente en la mayoría de los regímenes de inspiración estalinista. En algunos casos, se complementa con conceptos de corte fascista, como «gusanos», «escuálidos» y «apátridas», que intentan imitar la noción de «untermensch» utilizada por los nazis, lo que equivale a deshumanizar a ciertos grupos, considerándolos infrahumanos.