No sabemos ponernos de acuerdo
Estamos pasando por un periodo complicado en el que damos vueltas en redondo sobre las mismas ideas. La cuarentena no parece ser propicia para romper el círculo vicioso y más bien lleva a unos cuantos a aferrarse a informaciones falsas sobre supuestas conspiraciones, tanto de izquierda como de derecha.
En el terreno de nuestra por demás compleja realidad, las ideas están divididas entre los que persisten en solicitar a los cuatro vientos una intervención militar y otros que se empeñan en intentar racionalizar una participación electoral en el engendro fraudulento concoctado por la dictadura, mientras el resto sigue pensando en que no se le debe dar sustento al régimen.
,Ahora bien la pregunta que vale la pena poner sobre el tapete es ¿No sería mejor concentrar nuestras ideas en lo que debemos hacer internamente para motivar y propiciar una amplia protesta nacional por el hambre que está sufriendo un vasto sector de nuestra población, por la mentira que ha conducido a que estemos en una fase de propagación acelerada de la pandemia y no se haya tomado las medidas sanitarias necesarias para enfrentar médicamente la enfermedad y que no se haya resuelto de manera sostenible la escasez de gasolina, además de que no se dice nada sobre la pronta crisis de suministro de gas?
La manera de salir de esta destrucción sistemática del país no va a ocurrir con una intervención militar extranjera, sea cual sea el nombre que se le quiera dar, ni con elecciones amañadas que mantendrían por quien sabe cuantos años más a la dictadura o pensando que no se debe avalar con cualquier acción al régimen.
Los voceros de la comunidad internacional han dejado muy claro que ellos son y serán un apoyo fundamental para el cambio, siempre cuando actuemos y motivemos a actuar a la inmensa mayoría de la población para que enfrente pacíficamente al régimen exigiendo que se produzcan los cambios necesarios para poder vivir.
La crisis que padece el país tiene origen en nuestra idiosincrasia, fomentada por gobiernos cuya única idea es obtener riqueza para un desarrollo sin fundamento en el aprendizaje.
La idea de la protesta extendida es conveniente, cuando sea la comunidad unida en un mismo propósito la que logre el equilibrio social. Detrás de la situación sigue activa la queja sin pretensiones de una porción muy nutrida del pueblo, que aspira a gozar de los bienes sin que a cambio esté el propósito común.
No queda tiempo para pensar en intervenciones militares.