No hay por qué preocuparse
Tenemos que aprender a ser menos reactivos ante las movidas internacionales e hilar más fino. Es evidente que, como lo explicaron aparte, esta misión de observación no implica reconocimiento al régimen.
Por otra parte, después del comunicado conjunto de Europa, Canadá y EEUU, se ha hecho evidente que hay acciones coordinadas entre ellos. No puede olvidarse la posición norteamericana enunciada por Story, según la cual en noviembre en Venezuela lo que habrá será un mero evento, no unas elecciones reconocidas.
Quizás esta observación sea el paso necesario para evaluar lo que falta para poder calificar como elecciones libres y transparentes las que tendrán que hacerse en el futuro.
Quizás también le estén haciendo el juego del gato y el ratón al régimen. La canciller de Noruega fue muy clara con respecto a la payasada Saab.
En las relaciones internacionales a veces lo más importante es saber qué se esconde detrás de los actos.
Ante la violencia fanática de los gobiernos dictatoriales que proliferan en el mundo de hoy, es necesario considerar la valentía de los jóvenes sin mancha dirigidos a rescatar la libertad y el conocimiento sin ataduras dogmáticas. Admito que un gran número de los maestros ha sido vencido y toleran la destrucción del poder político, pero puede advertirse que en el fondo de sus conciencias está la necesidad primaria de la sobrevivencia. La sociedad organizada ya no es la misma que renació al recuperarse la libertad y se inició la reconstrucción del mundo occidental.
La indocilidad del pueblo permanecerá hasta lograr las elecciones libres. La audacia implica la valentía. “Sé valiente,” escribe un filósofo perseguido por el nazismo como un último aliento. Esa valentía socrática es el arrojo de buscar la democracia en un gobierno sin Ley que premia la ignorancia de distinguir el bien del mal, en tiempos que se empeñan en negar la moral y de buscar la verdad, aunque las mentiras sean más cómodas.