Más vale tarde que nunca
Nunca sabremos quienes lograron convencer a Manuel Cova a unirse a la marcha de los trabajadores que salió de la torre Lido. Pero en realidad eso no es lo que tiene importancia sino el hecho que a pesar de todo marcharon unidos.
Uno de los peligros que corre la oposición es la persistencia de algunos importantes dirigentes del pasado en querer volver a ser protagonistas de primer plano, cuando lo que deberían, pensar y hacer, es convertirse en el soporte principal del que resulte favorecido en las primarias.
Los dirigentes de la oposición deben mirarse en el espejo peruano percatarse de que no sólo hay que remar juntos, sino convencer a los que hoy en día no lo están, de que la oposición está en capacidad de presentar en las elecciones de 2012 una unidad monolítica, una disposición cierta de inclusión, y una alternativa real de gobernabilidad.
La unidad no es solo un rostro, sino coherencia de propósitos, tolerancia e inclusión social. La tarea más importante que tiene que hacer, desde ya, es mostrar su capacidad para realizar los cambios necesarios en el país y dejar de lado la pelea de gallos por el poder.