Más honestidad, más eficiencia y menos ideología
En pleno siglo XXI es un anacronismo; además de una insensatez, aferrarse a ideas originadas en el siglo XIX y mal llevadas a la práctica en el siglo XX.
En un mundo cada día más globalizado, lo que se requiere de los gobiernos es que sean menos ideológicos y más eficientes; así como honestos al manejar la cosa pública.
La justicia social no depende de una determinada etiqueta política sino de ser capaces de impulsar un crecimiento económico generador de empleos; unido con un alto contenido de responsabilidad.
El Estado debe asegurarle a los ciudadanos no solo servicios públicos accesibles y eficientes, sino además un acceso a una educación de primera calidad y un sistema de salud moderno para todos.
La ideología es hoy la máscara que usan los sedientos de poder para disfrazar su ambición y justificar su permanencia en beneficio de la secta o partido al que pertenecen.
No todo es lo que aparenta ser. Ni el ex comisario Simonovis ha sido tratado como un ser humano por parte del gobierno debido a presiones de la oposición , ni mejorará el suministro de gasolina en el Estado Zulia porque ahora si van a incorporar los 180 camiones repartidores de combustible a las estaciones de servicio. En el caso del señor Simonovis, parece que funcionó el compromiso de un país hermano de otorgarle el voto a Venezuela en la ONU, si se le daba al menos residencia por cárcel al ex comisario ; de lo que se infiere que la advertencia del TSJ, quedará en suspenso por tiempo indefinido y hasta nuevo aviso. Y en cuanto al suministro del combustible, guarda relación con la llegada de un súper tanquero con bandera brasileña a puerto venezolano ´´full´´ de gasolina importada, para solventar la crisis temporalmente mientras se agota dicha existencia. Después, ´´ Dios proveerá ´´.
Seguimos con la política gubernamental de la no – transparencia y un ´´maniqueísmo´´ que pretende ocultar una crisis que se profundiza día a día y que se nos quiere hacer ver, ya ni tan siquiera como parte de ese invento de la ´´guerra económica ´´, sino como el denodado esfuerzo de un gobierno que ´´si´´ se ocupa de resolver los ingentes problemas de una población, ya demasiado agobiada por tantas presiones y carencias. Y es que se mantiene la política de ´´correr la arruga ´´ y aparentar lo que no es ni se tiene, como si disfrazar la realidad fuese tan sencillo en un mundo donde la información ´´ vuela ´´ a la velocidad del sonido y en tiempo real.
Y es que tan grave es la situación ante la falta de todo tipo de servicios esenciales, que prácticamente nos hemos convertido – especialmente en el campo de la salud – en ´´ alquimistas ´´ improvisados ante la epidemia de dengue y la otra de nombre impronunciable, preparando la fórmula del repelente casero a base de alcohol, clavos de olor y aceite para bebés, que por cierto, ha resultado efectiva, salvo por ese olor tan característico de los ´´clavitos´´ y la molestia de quitarse el aceite impregnado en la piel. Y en cuanto a la educación, me comentaba mi amigo el padre jesuita que si se ha producido un ´´bajón´´ en la calidad de los prestatarios del servicio, debido al acoso del Estado en contra de la educación privada. Los costos se han quintuplicado y mantener la calidad del servicio se esta convirtiendo en algo muy oneroso.
Carencias de todo tipo y tamaño nos están afectando a todos – seamos opositores u oficialistas – ; hasta un gerente de un banco público me confesó haber recibido la orden de congelar los créditos hasta nuevo aviso. Solo la banca privada ha logrado mantener la oferta de los mismos y ello, gracias a la eficiencia y profesionalismo de un personal altamente calificado que no a dejado decaer el negocio bancario y que para todo evento tiene la respuesta adecuada.
Uno no puede sino coincidir con el EDITORIAL de hoy en cuanto a lo planteado de principio a fin y en donde el apartado referente a lo ´´ideológico´´ se ha convertido en un serio problema y en un maquillaje que oculta muy aviesas intenciones. Y es que a personeros y/o ´´ presuntos líderes ´´ , bien sean miembros de la ´´logia´´ o de los partidos políticos, parecieran solo interesarles el acceder al poder o mantenerse en el para retornar a los antiguos vicios que se han multiplicado por mil en la presente administración. Y es que cada día se toma mas consciencia, que el problema real no se limita a las discusiones de naturaleza ideológica y donde cada quien esta muy claro al respecto. Lo que se quiere es bajar a lo ´´factico´´, al mundo de las propuestas concretas y el cómo vamos a salir del foso, acompañando la acción política con comportamientos éticos que se correspondan con lo que todos esperamos de nuestros representantes y líderes. Solo así, podrán recuperar la confianza y la credibilidad que todos esperamos de ellos. Caso contrario, pasarán a formar parte de la presente involución en la que todos nos encontramos.