Los palos contra el Rey
Con furia recibieron en Valencia a los reyes de España y al jefe de Gobierno de ese país, Pedro Sánchez, y la rabia se derivó de una reacción lenta e insuficiente a la tragedia que asoló recientemente a esa región ibérica y que dejó más de 200 muertos.
Llama la atención que quienes han emprendido una campaña feroz contra la monarquía y han dejado espacios abiertos para el ejercicio de la política a los enemigos de la unidad española, provienen de sectores de la izquierda, pero esta vez, la furia también se desató contra Sánchez, que viene de esa corriente ideológica.
Lo ocurrido en Valencia debe llamar a la reflexión a la sociedad española, imbuida en una diatriba de polarización agobiante.
Las acusaciones terribles entre derecha e izquierda parecen estar carcomiendo las esperanzas ciudadanas en la democracia, pues lo que abunda es la desconfianza. Mientras el Rey Felipe intenta dejar una impronta positiva, alejada de los excesos y corruptelas de su padre y hace lo posible por preservar la unidad española, la áspera diatriba hace tambalear la corona que lleva.