Los 4 Jinetes del Apocalipsis
La producción petrolera de Venezuela alcanzó a 730.000 barriles diarios en enero según “fuentes secundarias” mencionadas en el último Oil Market Report de la OPEP. La referida publicación hace referencia a dos fuentes diferentes: por una parte “información directa” suministrada por los gobiernos de los países miembros y, por la otra, las llamadas “fuentes secundarias”.
En el caso de estas últimas, vale la pena aclarar que se trata de informaciones obtenidas de las seis organizaciones que presentan una más sólida y robusta plataforma de seguimiento de los mercados petroleros. Incluyen las siguientes organizaciones: S&P Global Platts, Argus Media, Energy Intelligence Group, IHS-Market, the Energy Information Agency (EIA) and the International Energy Agency (IEA).
Las cifras de producción suministradas por los gobiernos son en muchas ocasiones opacas, muy particularmente las de Venezuela. En otros casos, algunos gobiernos no suministran la información completa por considerarla confidencial o por otras razones. Es por ello que muchos analistas consideran más creíbles las estadísticas de las “fuentes secundarias”, cuya objetividad es ratificada por la propia Secretaría General de la OPEP al incluirlas en sus publicaciones.
En base a las referidas “fuentes secundarias” la producción petrolera de Venezuela se ubica a un nivel similar al que teníamos hacia 1945. Es decir, en los últimos 20 años hemos retrocedido 75 años. Se trata de una situación injustificable, por cuanto al ganar las elecciones de 1998 el presidente Chávez encontró una industria en plena expansión, donde gracias a la Apertura Petrolera se habían suscrito numerosos contratos después de un exhaustivo y transparente proceso de licitaciones donde se cubrieron todos los extremos legales. Gracias a aquella Apertura ya se habían comprometido inversiones del orden de 65.000 millones de dólares. De no haberse frustrado el proceso por parte del gobierno de Chávez hoy deberíamos estar produciendo más de cinco millones de barriles diarios de petróleo, además de contar con una enorme producción de gas natural no asociado. Los venezolanos no estaríamos padeciendo esta terrible crisis. La situación es aún más injustificable al considerar que en los años siguientes los precios del petróleo alcanzaron máximos históricos, nunca antes soñados, que han debido permitir el alcance de metas mucho más ambiciosas tanto en lo económico como en lo social.
Sin embargo ahora, enfrentados a una industria petrolera semi destruida, a las sanciones, a una guerra de precios desatada por Arabia Saudita en respuesta a la decisión de Rusia de no aceptar nuevos recortes de producción que quería la OPEP, Venezuela se encuentra desprotegida y al borde de un abismo.
La absurda crisis económica y la destrucción masiva que todos los órdenes que padece hoy nuestro país, la más profunda de su historia y quizá de toda la región, es íntegramente atribuible a los cuatro Jinetes del Apocalipsis que vinieron con la revolución y que arrasaron con todo: el populismo, la ignorancia, la corrupción y el dogmatismo.
Por José Toro Hardy, Editor Adjunto de Analítica