Liderazgo sin líderes
La política venezolana se ha aplanado, se ha vuelto un mundo sin fronteras ni diferencias. Ya no existen ni encienden multitudes como realizaron aquellos jóvenes estudiantes y dirigentes como Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Jóvito Villalba, Miguel Otero Silva, Carlos Eduardo Frías y otros que surgieron ante la tiranía férrea e implacable de Juan Vicente Gómez, no con un pequeño y tradicionalista criterio de rebelión contra la tiranía, sino con un pensamiento de país –y unos años más tarde, en 1936, un año después de la muerte del firme tirano, también un joven y brillante Rafael Caldera embanderado con la doctrina social de la Iglesia, el planteamiento vaticano frente a la revolución marxistaleninista.
Esos hombres y mujeres cambiaron la historia. Todos esos dirigentes reconstruyeron nuestro país y fueron muriendo mientras sus partidos se iban diluyendo entre sucesores sin profundidades personales.
Hoy, pareciera que no existen líderes que estén allí por el país, sino por sus propios intereses. Esperamos que aquellos que están dando a conocer sus aspiraciones de participar en las primarias de la oposición, sepan respetar los resultados y no intenten romper la ya frágil unidad que a duras penas se ha ido logrando, lanzando su candidatura al margen del candidato que sea electo por voluntad popular para medirse con el régimen.
