Las patéticas hordas del PSUV
Regresó Guaidó por la puerta grande, por el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, y en contraste con la entusiasta bienvenida que le daban sus seguidores, un grupito insignificante de mercenarios del régimen gritaba desaforadas consignas revolucionarias pretendiendo ser empleados enfurecidos de la aerolínea Conviasa, recientemente sancionada por el gobierno de los Estados Unidos.
En la trifulca que armaron golpearon a periodistas, e incluso a algunos diplomáticos que acompañaban a Guaidó en su regreso en un avión de TAP, la línea área portuguesa.
¿Qué se puede leer de esta lacónica y descoordinada agresión de algunos fanáticos, posiblemente miembros de los eufemísticamente llamados colectivos? Que el régimen está cada día más solo y que sus fuerzas de choque no son ni disciplinadas ni estructuradas como lo fueron, en su tiempo, las camisas negras del fascismo italiano o las camisas pardas del nazismo.
Las fuerzas regulares del Estado se limitaron a dificultar el acceso a Maiquetía de los miembros de la Asamblea Nacional y por lo visto con relativamente poca eficiencia, ya que muchos de ellos estaban recibiendo en el aeropuerto a su presidente legítimo.
Ahora lo que debe ocurrir es dejar de lado la pasividad y salir a las calles a acompañar a Guaidó en su lucha con la dictadura para buscar una salida, lo más pronto posible, del régimen y propiciar unas elecciones presidenciales libres en el lapso necesario, para que estas sean auténticamente el reflejo de la voluntad del pueblo venezolano.
EFP