La solidaridad derriba dictaduras
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La solidaridad es un elemento esencial para enfrentar dictaduras, ya que fortalece la resistencia colectiva y fomenta la unidad entre diversos grupos sociales.
Un claro ejemplo de esto es el movimiento liderado por Lech Walesa en Polonia, que logró movilizar al pueblo polaco para derrocar la dictadura comunista de Jaruzelski. La unión del pueblo fue clave en ese proceso histórico.
De igual manera, la Vicaría de la Solidaridad desempeñó un papel fundamental en la resistencia contra la dictadura chilena (1973-1990), proporcionando asistencia jurídica, económica y emocional a las víctimas de la represión. Su labor no solo brindó alivio a quienes sufrían, sino que también fortaleció el espíritu colectivo de lucha.
Otro caso significativo es el de Ucrania durante el Maidán (2013-2014), donde un masivo movimiento popular promovió los valores de solidaridad entre los ucranianos en su aspiración por integrarse a Europa. Este esfuerzo conjunto llevó al derrocamiento del presidente pro ruso Viktor Yanukóvic.
A pesar de estos ejemplos positivos, también es preocupante que sectores importantes de la ciudadanía opten por preservar el status quo por diversas razones. Esta falta de acción puede obstaculizar avances significativos hacia una sociedad más justa y democrática.