El Editorial

La importancia de la elección del domingo en Colombia

Las declaraciones recientes de Martha Lucía Ramírez quien resultó tercera en la primera vuelta y que apoya incondicionalmente a Zuluaga deben ser tomadas en serio cuando plantea que el nuevo gobierno solicitará a la OEA la aplicación de la Carta Democrática. Hace algunos años, los intereses económicos colombianos en Venezuela, habrían servido de freno a ese tipo de declaración, pero la realidad actual indica que lo que un día fue muy relevante hoy es casi marginal en el comercio entre los dos países.

Pero, de triunfar Zuluaga, un aspecto importante será sin duda un cambio en la forma como se llevaran  a cabo las conversaciones de paz, ya que en gran parte de la sociedad colombiana existe la percepción  de que las FARC utilizaron el diálogo de La Habana, como suelen hacerlo, para ganar tiempo y espacio sin una verdadera voluntad de pacificación real.

Es evidente que juega en desfavor de Santos el rechazo de la sociedad colombiana a la impunidad de los líderes guerrilleros y también la percepción de que, en cierta medida, fue electo para continuar la política de seguridad democrática de Uribe y al haberla renegado es considerado por muchos conservadores e incluso liberales como un traidor.

Esperamos que, en Venezuela ocurra, como dijo hace un par de días Maduro, que el colaborará con quien gane las elecciones en el hermano país. ¿Simple cautela o necesario pragmatismo?

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2 comentarios

  1. Buenos días. El seguimiento parcial de los acontecimientos electorales de Colombia son un obvio obstáculo para opinar conscientemente sobre ese evento. Sin embargo, lo traslucido al cabo de los años en cuanto a la conducta del Señor Presidente Santos y su plan personal de Paz, deja entrever cierta opacidad que puede significarle una derrota en el torneo electoral. Los colombianos saben, mejor que nadie, cual es el «conductor ideológico» de mejor conveniencia para sus intereses; saben cual es el mejor camino para la construcción de su progreso y su inserción en el grupo de las naciones emigrantes de la pobreza; saben mejor que nadie quienes quieren vivir en paz y quienes en guerra. Lo que yo espero es que no repita el experimento local, el venezolano, quince años continuos de demoliciones y desmejoras en la calidad de vida solo por el deseo de reinvindicar a alguien vivo, extranjero caribeño que resultó ser un «hipócrita» de oficio y el mejor empobrecedor de una nación.

  2. Para los que veríamos con agrado el hipotético triunfo del señor Zuluaga, estamos conscientes de que algunos pequeños »traspiés» en los últimos días de la campaña electoral pudiesen influir en alguna medida en el resultado final de la contienda ; pero quizás han sido los acomodos y reacomodos de los partidos y sus alianzas los que pudiesen arrojar alguna duda razonable, en cuanto al resultado final y que debería favorecer al pupilo del ex presidente Álvaro Uribe. Sin embargo, si el electorado colombiano lograse disminuir los niveles de abstención e incrementara su participación, una cosa compensaría la otra y no hay porque dudar, que una buena parte de ese caudal de votos beneficiaría mas al señor Zuluaga que al presidente Uríbe.

    Lo señalado acertadamente en el EDITORIAL de hoy en su segundo párrafo, expresa la percepción y hasta el convencimiento del electorado colombiano de que el presidente Santos es poco confiable o como diríamos los de este lado de la frontera, excesivamente »guabinoso» ; y, para el sentir del pueblo colombiano, »demasiado poco serio para ser cachaco». Y para acabar de enrarecer el ambiente, el presidente Santos ya esta anunciando conversaciones de paz con el ELN, a quienes las FARC les habían otorgado el dudoso honor de ser sus herederos naturales para darle continuidad a la lucha armada.

    En base a lo anterior, el firmar un acuerdo de paz con la subversión terrorista colombiana que le permitiría legitimar su accionar político y militar, mas su alianza con el narcotráfico, les permitiría subvertir el orden establecido en pocos años y el echar por la borda los logros alcanzados por el ex presidente Uríbe en sus avances políticos, económicos y militares, amen de haber sembrado las verdaderas bases de una real paz en Colombia. Además, no puede escapar al análisis, la dependencia de las FARC en el plano ideológico con relación a la dictadura socialista (comunista) de los hermanos Castro Ruz que de hecho, ya ha logrado abrir brecha a través del señor Petro y su partido, que no solo son socialistas (comunistas), sino que han sido los encargados de facilitar la presencia de células castro – chavistas en territorio colombiano, en ese camino peligroso de resquebrajar una de las democracias mas solidas y confiables de nuestro continente.

    Un triunfo del señor Zuluaga puede revertir los graves errores cometidos por el presidente Santos y además, devolverle a las FANC su capacidad operativa para acabar de aniquilar lo que queda de esa alianza maligna FARC – ELN, que tan solo le quedaría rendirse sin condiciones o regresar a la selva convertidos en bandas mafiosas en alianza con los tres grupos organizados que quedan en Colombia y que en alianza con los narcos, manejan el crimen organizado. Quedaría entonces tratarlos como delincuentes comunes y barrerlos del mapa. Colombia ganaría y nosotros también, puesto que la fuente de suministros y circulación de la droga, patrimonio en nuestro país del Cartel de los Soles, se vería interrumpida y se privaría a nuestro Estado forajido de una fuente de ingresos en divisas fuertes de los cuales es imposible cuantificar pero que se presume, se trata de miles de millones de dólares acumulados desde hace unos quince años atrás y que le han permitido a la autocracia cívico – militar, resolver »milagrosamente» improntas económicas que contablemente no tienen ninguna explicación razonable, ni lógica.

    Políticamente, un triunfo del señor Zuluaga sería un dolor de cabeza para el presidente Maduro y las posibilidades de un entendimiento al estilo chavista no tienen cabida alguna. Tendrá que arriesgarse a quedar en evidencia frente a la comunidad internacional como »cobijador» de terroristas internacionales ; colaborador de la narco – guerrilla ; y un incondicional aliado, al lado de Cuba, de la desestabilización regional. Amen, de un duro traspiés para los planes expansionistas de la dictadura castro – comunista, que se vería obligada a revisar su estrategia continental y hasta revisar la confiabilidad de su obediente pero no muy capaz pupilo venezolano. Un triunfo del señor Zuluaga, nos abre un camino de esperanzas cara al futuro político y democrático de nuestro país. NO TENGO LA MENOR DUDA.

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