La Constitución es el sendero para la transición
Según la Constitución de la República, el gobierno venezolano es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.
Estas pocas líneas de nuestra Carta Magna, refrendada por la soberanía popular, constituyen una luz que puede iluminar el tránsito político tortuoso que se avecina.
Se trata de la necesidad de que todos los actores políticos pongan su oído en el palpitar de la gente y entiendan que hay un clamor generalizado por el cambio político.
Una transición ordenada por la vía de la negociación, que permita elecciones libres, reconozca al adversario y brinde garantías para la coexistencia, sería agradecida por todos los venezolanos y por la comunidad internacional sometida al gran reto de la migración.
Sí es posible retomar el sendero de la institucionalidad, la paz y el crecimiento. Incluso, quienes actualmente detentan el poder, tienen la posibilidad, con un ejercicio inteligente del rol opositor, de luego volver por la vía democrática. Pero para ello es urgente que se recobre pronto la vigencia plena de nuestra Constitución y que la acción política ceda el paso a la voluntad popular.