Incompetencia confirmada
Arrecian en el interior de Venezuela los incesantes apagones. Un síntoma persistente de que mientras el mundo se preocupa por la injusta guerra de Rusia contra Ucrania, cuyas sanciones y consecuencias afectan al mundo entero, los venezolanos tenemos que empezar por saber cada día si tenemos luz o no.
Un problema que no es sólo de iluminación de áreas, en lo cual en el día ayuda nuestro sol tropical que no depende de la Revolución ni del funcionariado cívicomilitar, sino de poder ver y además prever que numerosos equipos eléctricos terminan sucumbiendo a la incompetencia oficial, para mayor angustia de los bolsillos populares.
La incompetencia, es lo peor, no es un problema que pueda remediarse con ayudas chinas e iraníes, ni con dinero de los impuestos, aparte de que, si algo ha sobrado en revolución, son los presupuestos para resolver las fallas eléctricas. La incompetencia es una forma de ser, una falla endémica en el régimen a lo largo ya de 23 años.
A ser competente se aprende, pero lamentablemente, este no es el caso.
