Es necesario sanar heridas
Un país dividido no puede funcionar y mucho menos crecer. El proceso de formación de un estado moderno es laborioso y complejo porque requiere superar las etapas iniciales del patrimonialismo y luego del clientelismo.
Los países más exitosos del mundo lo han logrado creando una burocracia basada en la meritocracia y el profesionalismo y no dependiente de las veleidades del poder político.
Los países menos desarrollados siguen siendo patrimonialistas o clientelistas. La clase política dirigente es la que determina quienes integran o no la burocracia del Estado.
En nuestro caso, aunque con el advenimiento de la democracia dejó de ser patrimonialista, impera el clientelismo impulsado por los principales partidos políticos.
El proceso de industrialización fue insuficiente y en gran parte dependiente del Estado. Hubo intentos importantes de profesionalizar la burocracia, pero con un grado elevado de clientelismo político. Existen dos intentos serios de crear organizaciones basadas en la meritocracia, que llegaron a ser exitosas, y que tal vez se deban reconocer. Uno, es el caso de Edelca, con su importante logro en el proceso de electrificación del Caroní. El otro es PDVSA, que al se r creada asumió la praxis profesional de las antiguas operadoras internacionales y no fue politizada en sus inicios, lo que llegó a convertirla en la segunda más importante industria petrolera del mundo. Sin embargo, todo eso terminó con el advenimiento del chavismo, que la convirtió en una organización típica del patrimonialismo y clientelismo.
Para construir la Venezuela del futuro, en la que el Estado no será el ente todo poderoso que fue en la era de la bonanza petrolera, deberemos inventar una nueva Venezuela basada en el trabajo creativo de su población. Pero para ello se requerirá un verdadero estado de derecho, la profesionalización de la administración pública, una cultura basada en valores morales y éticos, un esfuerzo mayúsculo en la educación de la población, pero por encima de todo, deberemos sanar las heridas creadas por la división e impulsar a cambio la solidaridad, la responsabilidad y el espíritu de ser parte todos de un mismo equipo, un equipo que tiene por delante la difícil tarea de reconstruir un país que está literalmente en el suelo.
El desarrollo social se logra cuando la población supere la pobreza espiritual y material, la una es el obstáculo fundamental del que carece gran parte de la sociedad, y la pobreza o empobrecimiento no han sido nunca uniformes, sino que, según los períodos históricos, han ido variando y tomando diferentes connotaciones.
El régimen ha creado un Estado Comunal, como ocurrió en Francia y se extendió en el tiempo y el mundo. Al darle a la comunidad potestades que no puede realizar, se cae en el abuso del relativo poder y surge la anarquía. Ya lo estamos viviendo en estos veinte años.
Desde el nacimiento de la democracia en el siglo XX, fue reforzándose el plan de acción dirigido por los gobernantes en los cambios políticos previstos en la Constitución de 1961. Rómulo Betancourt y sus colaboradores dieron la pauta del progreso. En la memoria permanece el nombre de Juan Pablo Pérez Alfonzo, y también de otros, respetuosos de la democracia.
En el plano de nuestro mapa solo advertimos pobreza, engaño, dominio con violencia. Nada podemos hacer mientras tengamos conciencia del deber y el sacrificio.
El desarrollo social se logra cuando la población supere la pobreza espiritual y material, la una es el obstáculo fundamental del que carece gran parte de la sociedad, y la pobreza o empobrecimiento no han sido nunca uniformes, sino que, según los períodos históricos, han ido variando y tomando diferentes connotaciones.
El régimen ha creado un Estado Comunal, como ocurrió en Francia y se extendió en el tiempo y el mundo. Al darle a la comunidad potestades que no puede realizar, se cae en el abuso del relativo poder y surge la anarquía. Ya lo estamos viviendo en estos veinte años.
Desde el nacimiento de la democracia en el siglo XX, fue reforzándose el plan de acción dirigido por los gobernantes en los cambios políticos previstos en la Constitución de 1961. Rómulo Betancourt y sus colaboradores dieron la pauta del progreso. En la memoria permanece el nombre de Juan Pablo Pérez Alfonzo, y también de otros, respetuosos de la democracia.
En el plano de nuestro mapa solo advertimos pobreza, engaño, dominio con violencia. Nada podemos hacer mientras no tengamos conciencia del deber y el sacrificio.
Sanar heridas para el conjunto de la ciudadanía luce imposible en actual contexto de pugna fatricida. Cada subconjunto de esta ciudadanía considera que el remedio o sanación de heridas propias, consiste en promover nuevas heridas al subconjunto restante de esta misma ciudadanía.