En Venezuela hemos perdido la calidad de vida

Según algunas encuestas la mayoría de los venezolanos usan sus -por demás- bajos ingresos, sólo para cubrir necesidades básicas de alimentación y salud.

Ya para casi todos el único entretenimiento es reunirse en casa, nada de ir a la playa, al cine, o a restaurantes y, a los tan promocionados conciertos solo asiste un 6% de la población.

La alimentación en muchos casos es insuficiente, y sobre todo escasa en proteínas, lo que es particularmente grave en los niños, ya que ocasiona no sólo un menor crecimiento en muchos de ellos, sino también efectos secundarios nocivos en su capacidad cerebral.

Es incomprensible como un régimen que se autotitula como socialista haya sido el que más ha descuidado a los sectores desfavorecidos, a los que ha privado de una buena educación, de una adecuada atención sanitaria, con una muy precaria alimentación que en ninguna manera es compensada por las cajas Clap. A eso se une un pésimo servicio público de agua, electricidad y gas en muchos sectores populares del país. Y lo peor es que ha generado el mayor índice de desigualdad social de la historia de Venezuela, que no era precisamente un adecuado ejemplo.

Venezuela pasó a ser la cuarta economía más fuerte de América Latina a ser la más pobre, junto a Honduras y Haití.

¿Este es el éxito del socialismo del siglo XXI?