El principio del fin
Terminan los carnavales y es la hora de iniciar la cuaresma que es en teoría un tiempo de recogimiento para transitar los 40 días que nos llevan a la Semana Santa.
¿Qué puede ocurrir en estos largos días hasta que lleguemos a la pasión? Por los vientos agitados que han comenzado a soplar pudiera parecer que se avecina un huracán. La sanción, para muchos inesperada, que se le aplicó a la empresa rusa Rosneft, que comercializa cerca de un 80% del petróleo que aún sale del país, tendrá un impacto considerable sobre el régimen y, en particular, sobre la ayuda que este, a pesar de la escasez interna de combustible, sigue suministrando a Cuba.
Pero eso, por lo visto, no se detendrá allí. Ha sido clara la advertencia a Repsol y a Reliance para que dejen de operar con crudo venezolano y queda por ver si permitirán, cómo hasta ahora lo han hecho, que Chevron y Haliburton sigan con sus operaciones en nuestro país. En el caso que eso ocurriera significaría la paralización total de la producción de crudo en Venezuela.
Las consecuencias serían dramáticas, porque significaría una parálisis de prácticamente todas las actividades que requieren de combustible para funcionar y sus efectos serían letales para todos.
¿Entenderá la cúpula del régimen que lo menos malo para ellos, para no llegar a esa situación de un Armagedón, es negociar, pacíficamente, una transición que conduciría a unas elecciones libres que sean aceptables y convenientes para todos?
En política el futuro es imprevisible, pero lo que si es suponible es que nadie, interna o externamente, quiere que la situación crítica por la que está atravesando Venezuela se agrave aún más por la terquedad y estupidez de un régimen que continúa profundizando la crisis con medidas económicas y políticas catastróficas.
¿Lo entenderán o los obligarán a entender? He allí el dilema. Cómo diría Shakespeare “ ser o no ser».
Las grandes batallas de nuestro tiempo no son solo conflictos de intereses. También lo son de ideas, de ideales o de tradiciones de pensamiento. Quizás la más destacada sea la batalla del liberalismo contra el integrismo, esa especie de fascismo religioso, racista y patriarcal, presente sobre todo en los fundamentalismos islámicos y cristianos, así como en la extrema derecha.
Dios! Cuanta verborrea barata para justificar lo injustificable. imaginó que eso de integrismo se refiere a la incorporación de los saqueadores de esa mal llamada izquierda, por demas retrograda, extemporanea y «disfazada de inocente hada madrina que defiende al pueblo» y lo que hacen es saquear y destruir todo. Yo no es que crea ciegamente en la democracia pues como todo, tiene fallas pero con mis casi sesenta años a cuesta, habiendo vivido la experiencia de los dos tipos de gobierno declaro que, los lideres democraticos del mundo no deberían permitir que estos saqueadores vuelvan a tener participacion en ningun país como organización politica. No voy a caer en diatribas estériles pero si alguno de estos tipos de gobierno cumple a cabalidad con el termino fascista son los «izquierdistas» ademas de excluyentes, basados en sus odios reprimidos, racismo, envidia y resentimiento social sin hablar de lo improductivos y flojos que son.