El Editorial

¿El mundo será diferente después de esto?

Se leen por las redes innumerables interpretaciones futuristas sobre cómo será el mundo al superarse la pandemia y como todo ejercicio de predecir el futuro es por naturaleza erróneo, debemos atenernos al estudio de la historia, es decir, del pasado, y a la psicología social, para intentar visualizar probables o posibles escenarios.

Lo cierto es que, en esta época en la que estamos viviendo, carecemos de líderes fundamentales que vean más allá del horizonte político del país que les toca circunstancialmente conducir. Estamos bien lejos de tener líderes como Churchill, Roosevelt y Stalin durante la II Guerra Mundial, quienes, aunque eran antagónicos, supieron entender que había algo más importante que sus intereses particulares, que no era otro fin que vencer al enemigo común, el cual, de vencer, acabaría tarde o temprano con cada uno de ellos.

Pues bien, ahora, con las limitaciones del caso, resulta indispensable que Trump, Putin, Xi Jinping, Angela Merkel, Boris Johnson y Emanuel Macron, se pongan de acuerdo, no solo en cómo combatir mejor el Covid-19, sino cómo cooperar para restablecer el orden económico mundial, no en beneficio de alguno de los países que ellos dirigen, sino en una escala global, porque la globalización es una realidad que no va a desaparecer, pero para que funcione, todos tienen algo para aportar y algo para adquirir.

Harari, en un artículo reciente, sostuvo que sin una estrecha cooperación entre los principales líderes del planeta, esta crisis no podrá ser superada, al menos en un relativamente largo plazo.

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Un comentario

  1. Cuando vemos el comportamiento social de los primates, observamos como el público en los zoológicos corre a observar y hasta imitar las reacciones de la conducta de nuestros parientes más cercanos, los chimpancés y otros menos violentos que, imponen su jerarquía al precio que sea. En nuestra sociedad humana ocurre igual : se guerrea, se pelea, se copula con la mayor cantidad de hembras para transmitir las ventajas genéticas (de manera muy oculta y a veces no tanto ) y se ejerce el poder por procedimientos nada democráticos y sí, muy autoritarios. Claro, el barniz de la educación y la cultura nos influyen de alguna manera pero nunca es algo definitivo, siempre se nos termina viendo la cola.
    EL EDITORIAL de hoy, resalta una gran verdad : no tenemos los grandes líderes de la II Guerra Mundial ni parece que los veremos por largo tiempo. Lo que vemos a nivel global son parte integral de una amplia gama de tonos grises, lo que indica que, tendremos que esperar algún tiempo más. Y es que Trump tiene los resortes del poder y las bombas atómicas suficientes como para persuadirnos de que por ese camino, no vamos a ninguna parte ; y los demás, como parte de la cultura occidental, hacen lo que pueden para mantenerse precariamente en un difícil equilibrio. Nos quedan Putin y Xi Jinping. El ruso, con un poder bélico muy importante más totalmente alejado de los valores democráticos de alternabilidad en el poder y deseoso de permanecer hasta su desaparición biológica ; y, el chino, con todo el dinero del mundo y ya de por vida en el poder más con el San Benito de manejar el COVID 19, y habernos echado el problema más mortífero de este siglo y obligándonos a nuevos hábitos sociales de comportamientos por definir y sin saber, quien será el macho alfa que guiará nuestro destino de manera constructiva.

    EL EDITORIAL habla de un acuerdo, convenimiento o como se le quiera llamar entre las partes, para que mediante la globalización podamos convenir ese algo que a todos beneficia y que como el Internet, son fenómenos irreversibles. Y del Tercer Mundo, suponemos ser organismos supletorios que nutran el Nuevo Orden, más en el entendido, para ser muy delicados, que en el caso latinoamericano somos una vez más la generación perdida y que, tras un aparente elogio al desarrollo del neoliberalismo, los países bandera eran pura » ñoña » y tan solo habían ocultado un mar de desigualdades e injusticias. Y en el caso venezolano, ser gobernados por analfabetos y cazabobos que, desintegraron el país y, hasta nos hacen pensar en construir nuestra propia nación al margen de este país que, ya dejó de ser el país de todos los venezolanos y donde el olor a guerra civil, ya es pura pestilencia. Y el que no le guste, pues que se someta a una cuarentena de por vida : ENCERRADOS EN SUS CASAS.

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