El ingreso de ayuda humanitaria
El régimen aceptó el ingreso de ayuda humanitaria después de que Juan Guaidó llevaba tres meses insistiendo en vista de la pandemia del Covid-19, siempre y cuando está fuese recibida y administrada por la OPS, es decir, la Organización Panamericana de la Salud.
Estos recursos fueron obtenidos por la presidencia encargada y lo que se quería evitar era que los usara el régimen como parte de su campaña de propaganda política. Como la situación de la pandemia se viene agravando en el país, a Maduro no le quedó otra que aceptar dicho ingreso con las condiciones implícitas. Sin embargo, como ellos no dan puntada sin dedal, decidieron unilateralmente liberar al tío de Guaidó y darle casa por cárcel. Por supuesto, eso no lo hicieron ciertamente en agradecimiento al ingreso de la ayuda humanitaria, sino para dejar entrever que hubo un pacto secreto y que el precio fue la liberación del tío.
Típica urdimbre de mentes desquiciadas que necesitan que la oposición se divida para poder seguir medrando en el poder.
La posición de Guaidó y de la oposición organizada no ha cambiado en un ápice y sigue siendo, como lo reitera a cada instante, la urgencia de la instalación, cuanto antes, de un gobierno de emergencia nacional, sin Maduro, que permita que llegue al país el financiamiento necesario para iniciar el periodo de recuperación y reconstrucción nacional.
Es obvio que se iniciará por los medios una campaña de desinformación y que, lamentablemente, algunos supuestos opositores que desean ocupar la silla, servirán de corifeos.
La política del régimen se ha convertido en un juego, con la salvedad de que ya maduro no tiene apoyo y tampoco dinero (todo lo robaron desde Chavez hasta hoy).
Desearíamos que se estableciera sin discusión el principio de que es la Politología como ciencia la que se impone en países con sistemas organizados y basados en la libertad y la democracia. Fue el amigo y filósofo calificado, el doctor Fernando Mires, quien me explicó con claridad la diferencia entre el ejercicio científico de la política y este juego sin reglas de los regímenes políticos como el que padecemos.
Lo que proponga el Presidente encargado Juan Gauidó y sus colaboradores debe estar fundado en principios sólidos, no en acercamientos que nunca logran un acuerdo con fundamentos constitucionales. Maduro no es presidente porque se elección última es inexistente, que es decir más que “Nula”.