El cese de la usurpación no es una frase más
El que la Asamblea Nacional aprobara continuar en la ruta política y que Juan Guaidó siga siendo el Presidente encargado hasta que ocurra el cese de la usurpación, denota una clara intención de la voluntad política unánime de los miembros del parlamento en dejar sentado que la crisis venezolana no se superará hasta tanto Maduro no salga del poder.
Esto no es un capricho, ni mucho menos una veleidad política, es una decisión basada en un razonamiento que entiende que las causas de la crisis humanitaria, económica y social, están enraizadas en un modelo político perverso que destruye todo lo que hacía viable a nuestro país para imponer un esquema societario que ha fracasado en todos los países que intentaron imponerlo.
En una primera etapa, la paz y la reconstrucción de Venezuela pasan por la constitución de un gobierno de transición lo más amplio posible, que prepare las condiciones necesarias para realizar, oportunamente, elecciones libres que permitan la designación de un gabinete, conforme a lo establecido en nuestra carta magna, que rija por 6 años los destinos del país.
Ese gobierno interino, además de asegurar que esas elecciones cumplan con todos los requisitos exigidos por las leyes, tendrá que adoptar medidas de urgencia para aliviar y resolver la crisis humanitaria, asegurar la aprobación, por parte de la AN, de las leyes requeridas para que puedan fluir los recursos financieros y las inversiones requeridas para iniciar el proceso de reconstrucción y enfrentar la desmembración del país que está ocurriendo por la presencia y actividades delictivas llevadas a cabo por las FARC, el ELN y diversas bandas delincuenciales, que pululan por diversos lugares de la geografía nacional.
Lamentablemente, todo eso sería imposible de continuar la situación actual. Por ello es indispensable que todos aquellos que crean que la democracia es el régimen político que el país necesita, deben obligatoriamente unirse y apoyar la lucha que lleva a cabo la Asamblea Nacional y el Presidente encargado Juan Guaidó.
La mejor idea es la de formar un gobierno de transición que organice la creación de una directiva nueva del CNE. No es necesario decretar o crear otro CNE, solamente designar a personas idóneas para dirigir las elecciones presidenciales. No tengo claro- y lo admito – si lo que se ha dicho de elecciones parlamentarias es anterior a la designación de otros miembros directivos del CNE.
Lo que es indiscutible es la inutilidad de complicar el curso de los actos políticos que no traten de los temas ya anunciados por el Presidente interino ratificado oficialmente en el cargo de rango constitucional.