El balance de estos 25 años
Ha transcurrido un cuarto de siglo desde la instauración de la llamada «revolución bonita». La pregunta que inevitablemente surge es: ¿cuál es su legado? Si miramos al pasado, incluso las dictaduras del siglo XX, a pesar de su carácter opresivo y sus violaciones a los derechos humanos, dejaron huellas palpables. Entre estas, se cuentan la cancelación de la deuda pública, la eliminación del caudillismo, la organización de la hacienda pública y la creación de nuevas infraestructuras.
En contraste, al evaluar los 25 años de esta revolución, la pregunta persiste: ¿cuál es el balance tangible que puede presentarse como aporte al desarrollo social, económico y cultural de nuestro país? Más allá de lo que se ha destruido, ampliamente conocido y documentado, resulta necesario identificar algo que pueda considerarse un aporte sustancial y duradero, una contribución que trascienda y marque un camino hacia el progreso.
Hasta ahora, esa respuesta sigue siendo esquiva. ¿Podemos hablar de algún logro que resista el escrutinio histórico y represente un beneficio real para el colectivo? La reflexión está servida, y la historia juzgará.