De apagones y otros desastres

Los venezolanos vivimos en un eterno estado de sobresalto. Mientras el régimen vive en un estado de irrealismo magico, casi como en el mundo virtual de Alicia en el país de las maravillas, los comunes mortales que habitamos en lo que algún día se denominó como tierra de gracia, tenemos que estar pendientes de qué hacer si se nos va la luz, lo que ya es una circunstancia recurrente en esta Venezuela ideologizada.

Las fallas eléctricas tienen en la vida diaria un efecto de cascada, ya que afectan el servicio de agua, el suministro de gasolina, la asistencia médica en los hospitales, la refrigeración de los alimentos, las telecomunicaciones… en fin, las condiciones básicas de la vida normal en sociedad.

Mientras que los que gobiernan busquen culpables para justificar su propia impericia, no resolverán las causas, ya que los problemas no son causados por fuerzas políticas, sino por falta de mantenimiento y corrupción.

Esta invertebracion de nuestro país debe resolverse con carácter de urgencia, y en sana lógica debe producirse un cambio radical en la conducción de los destinos de nuestra nación.