¿Continuar con el estatismo?
La Venezuela del pasado ya no existe, todo lo que se hizo a lo largo del siglo XX está, si no destruido, no muy lejos de ello.
En el siglo XX Venezuela vivió de la renta petrolera y la utilizó, en parte, para diversificar la producción nacional y, en otros casos, para subsidiar ciertas actividades productivas que no eran internacionalmente competitivas.
Ahora nos hemos convertido en un país pobre, fuertemente endeudado, con una capacidad productiva menguada, con una pérdida del PIB rayando en 80% y con una industria petrolera que no es ni la sombra de lo que fue.
Y lo peor es que, con el gobierno que tiene, el país no genera confianza internacionalmente, por lo que no es probable que fluyan inversiones suficientes para recuperar la economía.
Frente a ese futuro que debemos construir se abre una situación dilemática, será posible hacerlo con el mismo Estado intervencionista que tuvimos cuando éramos un país rentista, o, por el contrario, deberemos enfocarnos hacia un Estado moderno, que facilite la inversión privada productiva y que, en vez de ponerle trabas, la estimule.
Ese debe ser el debate político principal, o nos aferramos a reconstruir el pasado o tenemos el coraje y la voluntad de construir un mejor futuro.
Por supuesto que debemos dejar atrás al Estatismo y sus hijos el populismo, el clientelismo político, la demagogia y pare de contar y sus graves consecuencias: pobreza, miseria, corrupción, ineficiencia y empresas del estado que lo unico que han generado son perdidas y empleos con remuneraciones miserables. Necesitamos un nuevo sistema político económico y social que deje atrás esa herencia del estatismo. Necesitamos una Economía libre de Mercado, que exista verdadero estado de derecho con jueces y fiscales probos, unos poderes publicos que sean autonomos e independientes del Poder Ejecutivo, una educación de calidad y un sistema de salud eficiente, que la empresas del estado la mayoría sean privatizadas y que la economia se abra al mundo para que venga la inversión tan necesaria en estos momentos y la competitividad. Ya basta dirigencia política mediocre y que solamente piense en sus beneficios personales y de grupo, con instituciones inclusivas y no extractivas