¿China salvará a Venezuela o solo apuntalará al régimen?

Los recientes acuerdos anunciados por Delcy Rodríguez tras su visita a China han sido presentados como un posible salvavidas para la asfixiada economía venezolana. Sin embargo, más allá de los comunicados oficiales y las fotografías diplomáticas, los hechos apuntan a una realidad muy distinta. Hasta ahora, no se han materializado nuevas inversiones chinas ni tampoco se han anunciado préstamos frescos. Por el contrario, lo que ha marcado la relación bilateral en los últimos años ha sido el lento y complejo proceso de pago de la cuantiosa deuda que Venezuela mantiene con Pekín. Es decir, más que nuevos apoyos, lo que parece haber en la mesa es un simple reajuste de cuentas pendientes.
En este contexto, resulta ingenuo pensar que China arriesgará su posición global desafiando abiertamente a Estados Unidos —especialmente en medio de una tensa guerra comercial— para rescatar a un socio debilitado y aislado como Venezuela. Xi Jinping difícilmente apostará por echarle más leña al fuego de la confrontación con Washington invirtiendo en un país que hoy no ofrece garantías ni estabilidad.
Más que una tabla de salvación, la renovada sintonía con China parece ser, al menos por ahora, una jugada política que busca reforzar la narrativa oficial de resistencia y soberanía, sin que ello se traduzca en soluciones reales para una nación atrapada en su peor crisis humanitaria, económica y política.