Avanzar hacia una solución requiere garantías mutuas
Un discurso polarizado no hace más que aumentar la división y la desconfianza entre las partes involucradas.
Nelson Mandela nunca habría logrado gobernar sin antes haber negociado con F.W. de Klerk. Lo mismo puede afirmarse sobre lo que tuvieron que hacer Erich Honecker y Helmut Kohl en Alemania, así como Adolfo Suárez, Felipe González y Santiago Carrillo en España. Incluso Lech Walesa tuvo que negociar y convencer al partido comunista, al general Jaruzelski y sumar el apoyo de la Iglesia Católica.
Hoy en Venezuela, ninguna de las partes enfrentadas puede aniquilar a la otra. Para lograr una solución pacífica y, sobre todo, efectiva, es indispensable comenzar a dialogar y negociar de inmediato. La crisis venezolana no se resolverá mediante enfrentamientos, sino a través del entendimiento y la búsqueda de consensos para abordar los principales problemas que nos están llevando al borde del abismo, del cual será muy difícil salir.
Si bien hay motivos para sentirse enardecidos, la razón nos indica que debemos encontrar fórmulas que permitan calmar las tensiones y avanzar hacia la recuperación de nuestro país en un ambiente de paz y armonía.
Es un desafío difícil, pero las crisis suelen presentar oportunidades que no debemos dejar pasar desapercibidas.