Una Alianza para el progreso binacional
S.E. Embajador de Colombia Mario Suárez Melo |
Colombia también significa oportunidades y esperanzas para Venezuela y no sólo fuente de conflictos y amenazas, como algunos pretenden.La importante relación bilateral entre Colombia y Venezuela es infinitamente promisoria y positiva, a pesar de los eventuales inconvenientes que con alguna frecuencia suelen presentarse. Desafortunadamente, y debido a la repercusión que algunos medios de comunicación trasmiten, amplificados, a la opinión, se tiende a perder la visión de conjunto de un proceso de integración y de un acercamiento cultural y académico que cada día nos aproxima más a un importante futuro común.Todos estos elementos constructivos que conforman lo que se podría denominar la «Agenda Positiva» de la relación binacional deberían ser analizados, con la misma profundidad y énfasis, con que suelen ser tratados todos los demás aspectos relevantes del acercamiento bilateral, y, en especial, aquellos que de alguna manera han terminado por conformar una especie de «Agenda Conflictiva». A continuación se señalarán algunos de los aspectos más importantes de la Agenda Positiva, representados en un activo intercambio comercial, el aumento de las inversiones reciprocas, las formas de integración empresarial, la actuación compartida en escenarios internacionales, la configuración de nuevas redes de intercambio académico y cultural y los proyectos conjuntos de infraestructura. 1.-El flujo comercial A finales de la década anterior, y comienzos de la presente se creó una metodología de trabajo para abordar los grandes temas de la agenda binacional, alejando su discusión de los temas diarios de la relación entre nuestros dos países. Esta acertada decisión tranquilizó la relación porque se crearon espacios especializados para el manejo de los temas políticos, dejando el campo abierto para que actuaran los protagonistas económicos de los dos países. Sin ir muy lejos, la apertura de los mercados y la eliminación de los obstáculos que no permitían que el comercio fluyera de manera natural, condujo a que entre 1989 y 1995 el comercio bilateral pasara de US$ 370 millones a la muy importante cifra de los US$ 2.200 millones. A pesar de que en el año inmediatamente anterior, y debido a la difícil situación económica que atravesaron nuestras dos economías, se presentó una baja en dicho intercambio, se espera que para este año la recuperación del flujo comercial se sitúe en los US$ 2.500 millones. De continuar este ritmo, es muy posible que para 1999 estemos llegando a cifras cercanas a los US$ 3.000 mil millones. Con estas consideraciones, es claro percibir que Colombia y Venezuela se han convertido simultáneamente, sin tener en cuenta las exportaciones de petróleo, en el principal mercado de exportación e importación del uno para el otro. Pero este elemento positivo se quedaría en meras cifras si no tuviera una serie de hechos adicionales que contribuyen a fortalecer y jalonar de manera activa esta agenda positiva. Es así como detrás de estos indicadores hay una actividad empresarial creciente, que tiene una visión mutua, positiva y optimista. Por ejemplo, hay previstas hasta ahora 16 misiones comerciales de empresarios venezolanos a Colombia para l997 y 8 misiones de empresarios colombianos a Venezuela. La última, realizada entre el 21 y 23 de mayo, nos permitió llevar a la ciudad de Medellín a más de doscientos empresarios venezolanos que tuvieron la oportunidad de ampliar los contactos a través de rondas de negocios programadas para el efecto. Allí también se realizó la última reunión de la Comisión de Asuntos Puntuales del Comercio Exterior y se destrabó el comercio binacional logrando acuerdos claros sobre: el levantamiento de las limitaciones sanitarias para importar café tostado desde Colombia; la reapertura de las ventas de arroz de Venezuela; la reiniciación de ventas de azúcar; la importación a Venezuela de papa colombiana; el control del contrabando de productos siderúrgicos y de cigarrillos. Con estos avances es casi seguro el cumplimiento de la meta de US$2.500 millones de intercambio comercial para el presente año. Hay también un creciente número de empresas venezolanas establecidas en Colombia y de empresas colombianas que se han asentado en Venezuela, especialmente a partir de 1992. Estos empresarios colombianos han sostenido que «vinieron para quedarse» y en ese sentido, participan activamente en la generación de nuevos empleos, directos e indirectos, así como en importantes obras de carácter social que benefician a toda la comunidad venezolana. En los últimos meses se han vinculado 23 nuevas empresas colombianas a Venezuela y 8 más esperan terminar su vinculación antes de concluir el primer semestre de l997. Al lado de este importante proceso de intercambio comercial, las Cámaras binacionales con sede en Caracas y Bogotá trabajan activamente. En la pasada elección de junta directiva de la Cámara Venezolano-Colombiana de integración, fueron incluidos dos importantes representantes del empresariado colombiano residente en Venezuela, sellando así una disposición permanente a trabajar de manera mancomunada en pro de un reforzamiento de la relación bilateral. En síntesis: la integración empresarial marcha a todo vapor, configurando una realidad distinta a aquella de los incidentes fronterizos y ajena al clima de prevención y desconfianza que a veces se estimula desde Bogotá y Caracas, desconociendo la verdad de una aproximación que se acrecienta día a día. 2.-Las Inversiones Simultáneamente al aumento del flujo comercial, las inversiones de Colombia en Venezuela han sido crecientes. A pesar de las dificultades de cuantificación exácta, puede afirmarse que en la época de mayor crisis, en el año 95, Colombia fue el país que realizó en Venezuela una mayor inversión directa, diferente al petróleo. Esto significa que Venezuela recibió el mayor voto de confianza en su futuro, precisamente, de Colombia. Es de destacar que la inversión no está constituída por «capitales golondrina», sino de empresarios que tal y como se señaló en el punto anterior, han llegado para quedarse. Se estima que la inversión colombiana en Venezuela, en los dos últimos años, está cercana a los US$ 700 millones. Pero más que el monto de la misma, hay que destacar el número y calidad de las empresas que se han vinculado a Venezuela, pues se trata de firmas y marcas de reconocido prestigio y tradición empresarial. Dos ejemplos de inversión binacional están constituídos por los siguientes hechos:
3.- La complementación empresarial Además de las empresas colombianas ya mencionadas, hay un componente representado por los colombianos que están trabajando en empresas venezolanas o en empresas multinacionales con sede en Venezuela como ejecutivos, asesores o gerentes. Es una clase dirigente empresarial que ha venido a unir sus experiencias con la clase dirigente empresarial venezolana y que está originando un enriquecimiento mutuo en experiencias, prácticas y estrategias empresariales, que dejará, sin duda, buenos resultados para nuestros dos países. No estamos muy lejos de la realidad si afirmamos que se está configurando una nueva clase ejecutiva binacional con una mentalidad distinta y con unas prometedoras proyecciones 4.- La actuación compartida en los escenarios internacionales Colombia y Venezuela han sostenido posiciones cercanas en diferentes foros multilaterales, bien sea a nivel mundial o regional. Desde el punto de vista político o económico la coincidencia de intereses refleja niveles de entendimiento y coordinación en la formulación de la política exterior. Y, ésto es, precisamente, lo que viene ocurriendo entre nuestros dos países. En el campo económico y comercial, se han compartido posiciones en foros como el de la Organización Mundial de Comercio. A nivel regional estas acciones se ven reflejadas en el apoyo decidido a la construcción de la Comunidad Andina y al fortalecimiento de los esquemas de integración tanto a nivel subregional, como en el plano hemisférico. Para nadie es un secreto que Venezuela y Colombia integran el eje dinamizador del Grupo Andino y que constituyen la «alianza» que permite que la comunidad andina estreche relaciones con otras formas de integración regional. Aquí se debe resaltar la actuación dentro del Grupo de los Tres y en el marco de la Asociación de Estados del Caribe. También se avanza con identidad de criterios frente a la Zona de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que en principio debería estar lista para el año 2005. Desde el punto de vista político vale la pena resaltar el decidido apoyo de Colombia a la propuesta impulsada por Venezuela, que concluyó con la adopción de la Convención Interamericana contra la Corrupción en el marco de la OEA. De otro lado se debe reseñar la coincidencia de Venezuela con Colombia en las propuestas derivadas de la presidencia del Movimiento de Países No Alineados. 5.- La integración cultural y academica Los aspectos políticos y comerciales conllevan también un acercamiento en lo cultural y académico, pues una dimensión trascendente de la integración es el conocimiento mutuo de nuestra «manera de ser» nacional. Por ello, se han llevado a cabo una serie de actividades de especial trascendencia, que refuerzan los elementos comunes y positivos de la integración.. A nivel cultural se promueve el intercambio artístico en todas sus manifestaciones, desde las más elaboradas hasta las más populares. En este orden de ideas se ha mantenido una presencia activa en los campos de la pintura, la lírica, el teatro, la música, las letras y la danza. En fecha reciente visitó a Caracas, con gran éxito, el Ballet de Cali con una excelente obra denominada «Barrio Ballet». De otro lado, y por señalar tan sólo un ejemplo más, el año anterior la Embajada llevó a cabo una semana en homenaje al gran poeta colombiano José Asunción Silva, a los cien años de su muerte y recordando su paso por Caracas. De igual manera, para este año se están programando importantes actividades conjuntas en Bogotá y Caracas para destacar la vida y obra de ese otro gran poeta que fuera Andrés Eloy Blanco. También vale la pena hacer referencia a otros fenómenos de intercambio cultural que suelen llegar al grueso del público de una manera masiva, en formato de telenovelas o seriados que se convierten en vehículos de cultura altamente atractivos. El fenómeno, por ejemplo, de la telenovela «Café» es una buena prueba de ello. En este sentido, en muy breve término estaremos trabajando en la producción de telenovelas con guiones, filmaciones, escenarios y artistas binacionales. Desde el punto de vista universitario, se ha institucionalizado la Cátedra Colombia en Venezuela y su similar en Colombia, para llevar a cabo singulares intercambios de tipo académico. En este contexto, catedráticos colombianos de reconocido renombre visitan Caracas, y a la inversa, para conocer y debatir experiencias e ideas con sus colegas, con miras a reforzar un aspecto central del entendimiento bilateral. Recientemente se ha decidido ampliar la cobertura de la Cátedra e incluir otras áreas del conocimiento y el saber, así como extenderla a un número cada vez mayor de universidades en Colombia y Venezuela, incorporándole un programa de investigaciones conjuntas y de intercambio de profesores y estudiantes. 6.- Proyectos de infraestructura. En este campo nuestros 2 países están avanzando en importantes conexiones viales como el proyecto de la Ruta de los Libertadores que implicará una línea recta entre Bogotá y Caracas, reduciendo en un 40% la distancia actual y obteniendo una vía que, con excepción del páramo de Pisba, estaría construída sobre terreno plano. También se viene avanzando en el estudio de una ruta que pueda unir a Caracas con el Puerto de Buenaventura, dándole a Venezuela una salida al Pacífico. Otro aspecto de fundamental importancia es el manejo conjunto de las Cuencas del Catatumbo, el Orinoco y el Arauca, que necesariamente debe hacerse a través de proyectos binacionales como lo indica la lógica y lo impone la realidad. A lo anterior, podrían agregarse las diferentes alternativas de conexión ferroviaria y de interconexión eléctrica, todo lo cual lleva a plantear una infraestructura integrada entre nuestros dos países, especialmente en la zona fronteriza que constituye hoy un ejemplo de conurbación binacional. Por todo lo anterior, lo evidente es que nos hallamos ante una nueva ALIANZA PARA EL PROGRESO BINACIONAL, aunque el desenfoque de algunos aún entienda los avances de la integración como peligrosas formas de intromisión de un país en la vida del otro. Poco a poco aquellas posturas alejadas de la realidad y carentes de lógica y razón, que han sostenido que «la mejor relación entre Colombia y Venezuela, es no tener ninguna», han quedado desvirtuadas por los hechos integradores que avanzan y se consolidan Estamos apostando a la aproximación y no al distanciamiento; no manejamos hipótesis de conflicto sino alternativas de conciliación; no creemos que la integración sea un medio para repartir pobreza, sino un instrumento para construir conjuntamente riqueza y bienestar. No queremos promover pesimismo sino vender esperanzas. Este es el propósito y el alcance de todos aquellos que quieran seguir construyendo la integración como camino para aumentar el bienestar de nuestros pueblos. |