La otra integracion
He leido con sumo interés el artículo del Embajador Colombiano Mario Suarez Melo en
Caracas sobre las opciones de integración que tienen nuestras dos naciones.
Al compartir su intención y propósito, su visión e interés, todo colombiano o venezolano sencillo, trabajador y pensante, bailador de cumbia o fanático del magallanes, alegre y familiar, jugador y pescador, joven y estudiante, abuelo y agricultor que ama sus nietos y la tierra, sabe que ese sueño de Bolívar es una posibilidad real desde hace mucho. Es más, ha sido una posibilidad real todo el tiempo.
Ello no ha ocurrido porque estructuras bien formadas y solidificadas social y economicamente, vinculadas permanentemente a las expresiones del poder político o el imperio de las armas, han encontrado su vigencia, su permanenecia, en el manejo conveniente de la existencia de dos naciones diferentes y, en algunos casos, peligrosamente adversarias una de otra.
Las visiónes integradora desde las cancillerias y los ministerios de la defensa de Caracas y Bogota nunca podrán ser ni siquiera parecidas con las que puedan concebir un grupo de
jóvenes universitarios, un equipo de prósperos y autenticos empresarios, un movimiento social, participativo y comunitario que tenga sus raices en los miles de cruces y cruces familiares que se dan en los estados fronterizos de nuestras dos naciones.
Colombia viene siendo una agenda que da puestos, genera burocracia, produce estudios, asigna presupuestos, contempla condecoraciones, en la cancilleria venezolana y en el ministerio de la defensa venezolano. Venezuela, por su parte, viene siendo agenda obligatoria para que los partidos hagan sus elecciones, elites familiares de la colonia se mantengan, escritores de oficio produzcan corrientes de opinión y estrategas y analistas vivan del estudiar y volver a estudiar, como todos los años hay que comprar mas y mas armas.
Nuestras dos estructuras político militares, apoyadas con comodidad y confianza por lo
siempre valiosos recursos del dinero público y del nacionalismo gritado y en arenga, están convencidas que modificar el actual status quo en lo que respecta a la situación de Venezuela y Colombia, le significaria lo mismo que le esta pasando a los representantes y usufructuantes del estado paternalista, del proteccionismo, del estatismo frente a la libre competencia, el esfuerzo individual y privado, la productividad, la tecnología. Es decir, desaparecerían. Mas tarde que temprano, pero desaparecerian.
Por eso estimo que cuando un hombre como el que escribe el artículo que motiva esta lineas
llega a ser embajador de su pais en «el otro país», debería luchar, partir brazo, romper esquemas, no gritar más y si proponer más, decidir mas, reunir más, para que su iniciativa
( su sentimiento real y verdadero ? ) se transforme en lo que de verdad en política vale algo: hechos concretos.
Hechos ?. Acciones ?.
Si, muchas. abramos el debate de la integración colombo-venezolana a los jovenes universitatios de ahorita. A ellos les tocara gobernar dentro de diez o quince años. Y ahorita ellos no cargan falsos compromisos. Dejemos que ellos no solo hagan propuestas, sino que les entreguemos escenarios de realización, de producción, con metas de mediano plazo.
Muchas, salidas tenemos. Los problemas de identificación y nacionalidad deben dejar
de ser un problema meramente de política interior. Asignemosle esta tarea a un multidisciplinario grupo de médicos, pedagogos, inversionistas de la construcción, y veremos como sin las trabas de las licitaciones y las ventas de equipos logramos en cinco/diez años resolver por la via de mejor salud, de mejor educación, de mejor vialidad, de mejores opciones de recraeción y entretenimiento, el eterno problema de los indocumentados.
Podría un Ministro del Interior de Colombia o Venezuela, un Embajador de estos dos paises,
un Ministro de la defensa de estos dos paises e, inclusive, un Presidente de la república de estos dos paises, en los ultimos cuarenta años, decir que paso por su cargo y no produjo no una, sino decenas de declaraciones, discursos, promesas, planes, sobre como acabar con los inducumentados.?
Y, qué ha pasado ?. Nada, absolutamente nada.Hoy los indocumentados a ambos lados de
nuestra frontera son mas. Los presupestos para combatirlos son mayores. Los burocratas
encargados del asuntos son mas. Y la calidad de vida de esos venezolanos y de esos
colombianos -con o sin cédula- es peor.
Y, por último, el tema de la droga, del narcotráfico. Ya sabemos, por encima de cualquier
administración particular, que nuestras actuales estrcuturas públicas encargadas de integrarnos, no lo van a hacer. No lo pueden hacer. No lo quieren hacer. Porque si lo hacen, se inmolan. Si nos integramos deben ser sustituidas, cambaidas, por otras que asuman la administración de lo nuevo, de lo creado. Y el narcotrafico sabe eso. Sabemos que una de las características del negocio de la droga es que genéticamente es un mundo integrado. No reconoce frontera. Ignora el límite politico geografico. Y eso es una ventaja.
Una ventaja que, lastimosamente, solo la observamos del lado de lo malo, de lo que daña
nuestras dos naciones. Y esto me lleva a pensar todo ese discurso sobre drogas, narco guerrilla, persecucion en caliente, compra de armas, etc, para combatir la droga, es otra payasada. En cuanto querer afrontar las nuevas realidades con viejos esquemas, analizar los nuevos tiempos, invocando solo las dificultades y realiadádes que vivió y padeció nuestro Libertador.
Si asi seguimos, ademas de mantener perdida la batalla de la integración real y verdadera, la integración de nuestros ciudadanos comunes, de nuestras industrias, de nuestras vias de comunicación, de nuestros comercios, seguia perdida y, dentro de poco, la individualidad política de nuestros gobiernos debidamente empoltronados y en históricas oficinas ubicadas en Santa Fé de Bogata y en Santiago de Leon de Caracas se verán eliminados por ese mundo, si representativo de la integración como es la droga y el narcotráfico.
Dispongamos para ya de estables y exhaustivos programas de intercambio deportivo, desde el nivel infantil hasta el profesional. Crucemos las fortalezas y virtudes de nuestros dos sitemas bancarios y financieros. Diseñemos una amplia frontera industrial producto de la iniciativa privada entre nuestras dos naciones. Formulemos nuevas iniciativas comerciales que profundicen las ya alcanzadas bajo la propuesta del G3. Asumamos la miseria y la pobreza fronteriza como una responsabilidad de gestión y acción de las sociedad civil, de las ONG de ambas naciones. Hagamos que nuestros candidatos presidenciales visiten durante los lapsos reglamentarios electorales la capital del pais vecino y hagan propuestas y compromisos públicos de integración.Que nuestras líneas aéreas tengan capitales de ambas nacionalidades. Que nuestras academias militares revisen «sus estratégicas» materias de educación y capacitacion de oficiales para con respecto a los temas del «otro país» Trasformemos nuestras dos embajadas en grandes centros de negocios y promoción de la iniciativa del ciudadano. Cambiemos el tema de Castillete por el de ganarnos por méritos el mercado de servicios y comercios del caribe y de centro américa. Asumamos el reto del Mercosur y de exportaciones a Europa de manera conjunta. Fundemos dos o tres grandes universidades binacionales en ciudades mutuamente convenientes y poblémosla de diez mil, quince mil jovenes por cada país. Asi veremos que esa integración que en Venezuela Analítica promueve el Embajador Suarez Melo es mucho mas facil y real que la que vienen «promoviendo» desde siempre, los actuales representantes públicos de nuestras dos modestas, sencillas, caluroras, alegres y simpáticas sociedades.
Cualquier embajador -venezolano o colombiano- que tome esta bandera de seguro tendrá
mucho, pero muchos seguidores a ambos lados de la frontera y hacia adelante, hacia el frente, pensando en el mañana, en la historia. Pero de igual manera, podra identificar, muchos, pero muchos peligrosos detractores también a ambos lados de la misma frontera, pero esto, si de seguir, sin ningún futuro, sin ningún mañana.
Luis Vezga Godoy
Periodista