Apertura en marcha: (La III Ronda y la nueva Venezuela)
Acaba de concluir el proceso de selección de empresas, para llevar adelante 18 nuevos convenios operativos en áreas que están a cargo de las tres filiales petroleras de Petróleos de Venezuela, en lo que se ha denominado la III Ronda. Aunque se ha sentido un reconocimiento masivo, tanto nacional como internacionalmente, parece oportuno suministrar información y hacer algunas consideraciones, con el propósito de poner las cosas en claro.
Hasta ahora, como es natural, la atención se ha centrado en las cuotas de participación, oficialmente denominadas factores de valorización, las cuales acumularon la muy importante cifra de 2.172 millones de dólares, que sin duda le vienen muy bien a Venezuela en estos tiempos de compromisos sociales, dificultades fiscales y vencimientos de deuda externa. Sin embargo, las cuotas de participación tienen un alcance mucho mayor del que está a la vista. Representan una clara indicación, de la intención de invertir capital y esfuerzo para desarrollar nuevos barriles y así generar actividad económica y empleo, en muchas zonas de nuestra deprimida provincia.
En este proceso no se han vendido áreas, como se ha pretendido hacer pensar. Estos convenios se enfocan hacia áreas signadas a las filiales petroleras de Pdvsa, las cuales simplemente encomiendan las operaciones a empresas calificadas. Estas empresas diseñan programas de inversión y desarrollo, que deberán ser aprobadas por Pdvsa.
En las 20 áreas del concurso, las filiales de Pdvsa no tenían ninguna, léase bien, ninguna previsión de inversión o desarrollo adicional. Las actividades previstas, se limitarían al mantenimiento de la infraestructura de producción existente y a los tradicionales esfuerzos por reducir al mínimo la declinación mecánica, al tiempo que se acepta la inexorable declinación natural de los yacimientos. Esto se explica, por el hecho de que las inversiones de Pdvsa en producción, que varían entre 4.000 y 5.000 millones de dólares al año, están dirigidas lógicamente, a los proyectos más atractivos y con mejor retorno sobre inversiones, con base a una rigurosa jerarquización económica. Es el principio elemental difundido por el prestigioso economista británico del Siglo XVIII, David Ricardo, de que se explotan primero las mejores tierras y la expansión marginal de la explotación, ocurre hacia tierras menos fértiles.
El esquema utilizado de convenios operativos, se basa en la elemental lógica de usar un mecanismo que permita dirigir nuevos esfuerzos e inversiones a esas áreas, destinados a producir en el margen, nuevos barriles no previstos, generando ganancias razonables, tanto para el operador como para la filial de Pdvsa.
Adicionalmente, las nuevas actividades producirán desarrollo económico y empleo en diferentes espacios de la geografía nacional. Aunque aún es temprano para precisar cifras, ya que todavía no se han concretado los diversos programas, se puede tener una referencia preliminar en los convenios operativos de las dos anteriores rondas, los cuales en los pasados 2 años y medio, se han traducido en una inversión superior a los 2.000 millones de dólares y ya hoy generan más de 10.000 empleos directos, para una producción adicional de 260.000 barriles por día.
Algunos analistas han pretendido establecer una correlación casi lineal entre las cuotas de participación y las reservas probadas, con lo cual arriban equivocadamente a concluir, que dichas cuotas fueron muy altas y que las expectativas de las empresas operadoras e inversionistas, se verán frustradas.
En ese sentido se hace imperativo aclarar, que las reservas probadas se basan en un determinado factor de recobro, el cual en campos viejos se apoya en tecnología convencional y en el simple mantenimiento de las operaciones. Para empresas petroleras con experiencia y dominio de tecnologías modernas, el atractivo de las áreas en cuestión no se basa solamente en las reservas probadas registradas en los libros, sino también en las inmensas posibilidades de aumentar el factor de recobro y en consecuencia aumentar las reservas, así como también en las posibilidades de nuevos descubrimientos, mediante actividades exploratorias.
A fin de ilustrar estos conceptos, considérese como ejemplo el Campo Mene Grande, el cual tiene un volumen total de petróleo «in situ» de 2.635 millones de barriles. Su factor de recobro actual es de 28%, o sea que sus reservas totales son de 756 millones de barriles, cifra que, una vez sustraída la producción acumulada, resulta en reservas remanentes de 100 millones de barriles.
Bastaría un incremento de 3,8% en el factor de recobro, para duplicar las reservas llevándolas a 200 millones de barriles, cosa que cualquier empresa petrolera calificada puede lograr, con aplicación de modernas tecnologías y nuevos planteamientos de desarrollo. Adicionalmente, el Campo Mene Grande colinda por el Norte con la prolífica franja de crudos pesados de la Costa Oriental del Lago, por el Sur con el excelente Campo de Barúa-Motatán y por Noroeste con la más productiva zona del Lago de Maracaibo, el Campo Ceuta. De tal manera que resulta simplista sacar conclusiones únicamente sobre la cifra de 100 millones de barriles de reservas probadas.
En conclusión, considerando las calificaciones de las empresas concursantes, se debe entender que han evaluado a fondo las áreas antes de hacer sus ofertas. De hecho, la aplicación de modernas tecnologías y novedosos conceptos de desarrollo, ha llevado hoy en día a recobros de 40, 50 y hasta más de 60% en muchos yacimientos en diversas partes del mundo.
Después de un año y medio de minucioso trabajo técnico, a cargo de la Coordinación de Exploración y Producción de Pdvsa y las filiales incumbentes en cada una de las áreas, durante la semana del 2 al 6 de junio de este año se llevó a cabo en el Hotel Tamanaco, una subasta con la participación de 131 empresas precalificadas, entre nacionales y extranjeras. El proceso de subasta fue público y su transparencia ha sido objeto de reconocimiento universal. Aquellos que, sin fundamento alguno, han pretendido arrojar sombras de duda sobre la propiedad y transparencia con que dicho proceso ha sido conducido, quizás lo hacen influenciados por las inclinaciones naturales de sus mentes y al fin y al cabo, cada cual juzga por su condición.
Los montos provenientes de los factores de valorización no serán recuperados por los operadores, sino que representan el simple derecho a ganarse el puesto de operador.
Una vez realizada la transferencia de operaciones, el esquema del convenio contempla:
Para la producción existente, el reconocimiento de una tarifa basada en los costos actuales de producción; en otras palabras no existirá ganancia para el operador sobre este volumen, como no sea el resultante de esfuerzos de reducción de costos.
Para la producción adicional a ser generada, la fórmula contempla el recobro de los costos y la amortización de las inversiones realizadas, aplicándose sobre los eventuales excedentes un mecanismo de distribución, que le permitirá al operador obtener ganancias con un límite máximo de rentabilidad, al tiempo que se generarán ganancias para la filial de Pdvsa, dueña de los barriles.
Este proyecto forma parte de la amplia estrategia de apertura que se viene adelantando desde hace varios años. Esa estrategia no se limita a aumentos de producción. Está concebida para aumentar el tamaño del sector petrolero, al tiempo que se implantan programas que vayan consolidando el cambio en el vínculo cultural petróleo-sociedad, generando actividad económica productiva y abriendo cada vez mayores espacios a la participación de capital privado venezolano y del ciudadano común en las actividades petroleras.
En este sentido vale la pena destacar las actividades de la Sociedad de Fomento de Inversiones Petroleras, Sofip, la cual por medio de un instrumento vehículo recién creado llamado Exploración y Producción, Inversiones Colectivas, EPIC, ejercerá el derecho a participar con hasta 10% en los convenios operativos, con base en lo cual se emitirán participaciones que serán vendidas al público y se contizarán libremente en el mercado de capitales.
Los resultados obtenidos en las subastas de la III Ronda, constituyen una contundente muestra de las capacidades que tiene Venezuela para abrir caminos hacia el progreso.
Habiendo sido nuestro territorio bendecido por la naturaleza con abundantes recursos y claras ventajas naturales, no hay derecho a que tengamos un país empobrecido, por permanecer aferrados a viejos esquemas cargados de dogmatismo.
Nuestros jóvenes y las futuras generaciones, merecen que sus clases dirigentes emprendan los caminos del desarrollo y la modernización, sin complejos ni temores, en la seguridad de que tenemos una tecnocracia que puede sentarse a la mesa de negociación en cualquier escenario internacional y lograr éxitos para Venezuela, sin menoscabo de soberanía y con absoluto control sobre nuestro destino.
Presidente de Pdvsa
El Nacional 15 de Junio de 1997