Volatilidad petrolera
Durante las cinco semanas comprendidas entre el 7 de agosto y el 11 de septiembre de 2006 los precios del petróleo disminuyeron más de un 19%. Ello se ha debido a múltiples razones sobre las que no tenemos capacidad de influencia, tales como la distensión en el Medio Oriente después del cese al fuego en el Líbano, el anuncio de una posible disposición de Irán a discutir con Occidente sus planes de enriquecimiento de uranio, las expectativas de una posible desaceleración económica en los EEUU, y las recientes revisiones a la baja en los estimados de expansión de la demanda de petróleo en lo que resta del 2006 y 2007. Ello, como es natural, ha preocupado a la OPEP, organización que estaría considerando la posibilidad de reducir sus cuotas de producción con el fin de revertir la tendencia a la baja, buscando con ello impedir que los precios referenciales rompan la barrera de los $ 60 por barril.
Esa coyuntura es particularmente inquietante para Venezuela, debido a que su economía depende hoy, más que nunca, de la renta petrolera, cuyo sólido aumento reciente ha permitido incrementar intensamente el gasto fiscal, generando una gran expansión monetaria que, a su vez, ha estimulado el consumo. De hecho, el crecimiento de la demanda ha sido mayor que el de la oferta local, por lo que ha sido necesario incrementar las importaciones para impedir desabastecimientos y aumentos de precios, por lo menos de los bienes y servicios que pueden ser objeto de comercio internacional. Adicionalmente, la abundancia de petrodólares ha permitido anclar el tipo de cambio, produciéndose una apreciación sostenida de la moneda que hace cada vez más baratos los productos foráneos en comparación a los locales. Esto, a su vez, ha contribuido a mitigar la inflación, por lo menos hasta hace pocos meses.
Dado que la continuación de esta bonanza económica depende de la obtención de una renta petrolera cada vez mayor, la contracción de los precios internacionales, combinada con la caída de la capacidad de producción de PDVSA, está generando una creciente preocupación en Venezuela. Si bien hoy se cuenta con altas reservas internacionales y con recursos ahorrados en algunos fondos gubernamentales, que pudieran paliar por un tiempo una contracción de las exportaciones, la altísima dependencia de una actividad tan volátil como la petrolera nos demuestra, una vez más, cuán vulnerable es nuestra economía.
Escrito el 13 de septiembre de 2006 y publicado en El Universal el sábado 16 de septiembre de 2006