Venezuela y las dimensiones de la gobernabilidad
Desde los trabajos seminales de North, Structure and Change in Economic History (1981) y Institutions, Institutional Change and Economic Performance (1990), la importancia de mejorar la calidad institucional ha ganado importancia. La buena calidad de las instituciones (normas y organizaciones), incluyendo las de carácter político, son un elemento clave para un desempeño económico y social adecuado. Este tipo de consideración no es exclusiva de la Nueva Economía Institucional, aunque ha sido esta escuela económica la que le ha dado relevancia práctica. Tiene raíces anteriores, más profundas y forma parte del legado intelectual del siglo XX. Por ejemplo, es uno de los problemas que afronta Popper- “El Principio de la Conducción”- en The Open Society and its Enemies (1950).
El enfoque donde se resalta la calidad institucional ha estado acompañado por un esfuerzo importante para medir el comportamiento de las instituciones políticas. Un trabajo reciente de investigadores del Banco Mundial, Kaufmann, Kray y Mastruzzi (“ Governance Matters IV: Governance Indicators for 1996-2004” , 2005) se inscribe en esa dirección y presenta la actualización de los indicadores de gobernabilidad.
La importancia de la buena gobernabilidad no puede ser sub-estimada. Diferentes análisis muestran que existe una relación causal importante que va de la gobernabilidad al ingreso por habitante de los distintos países. Algunas estimaciones sugieren que la mejoría de una desviación estándar en la gobernabilidad de un país, tendría, en el largo plazo, el efecto de duplicar o triplicar su ingreso por habitante.
Los indicadores del World Bank Institute (WBI) miden seis dimensiones de gobernabilidad: i) Voz y Rendición de Cuentas, ii) Estabilidad Política y Ausencia de Violencia, iii) Efectividad Gubernamental, iv) Calidad Regulatoria, v) Estado de Derecho, y vi) Control de Corrupción. Abarcan a 206 países y territorios para los años 1996, 1998, 2000, 2002 y 2004. Están basados en varios cientos de variables individuales que miden percepciones de calidad gobernativa extraídas de 37 fuentes de datos separadas, construidos por 32 organizaciones diferentes. Las variables individuales se asignan a las dimensiones claves de la gobernabilidad para construir los indicadores en cada punto temporal por país. Permiten establecer el indicador de gobernabilidad para cada dimensión y cada período o punto temporal, explicitando el margen de error.
Medir la gobernabilidad siempre ha estado acompañado de controversias y dificultades, quizá superiores a la medición de las variables económicas estándar. Uno de los problemas es la dificultad de obtener información “objetiva” y la poca confianza que en muchos casos se puede tener en las normas formales (normas de jure vs. comportamiento de facto), básicamente por la posibilidad de su incumplimiento o tergiversación por parte del poder político. Esta es una de las razones por lo cual es necesario basarse en percepciones.
El uso de percepciones puede inducir al llamado “efecto de halo”, donde se otorga buena gobernabilidad a los países ricos por el hecho de ser ricos, independiente de la calidad empírica de gobernabilidad. Sin embargo, los autores indican que el uso de fuentes muy amplias, serias, el mecanismo de agregación y el método estadístico utilizado para construir los indicadores de gobernabilidad, donde se explicita el error, permite tener una aproximación no sesgada al problema.
En términos generales, el trabajo no encuentra evidencia estadísticamente significativa de mejoría de la gobernabilidad mundial. Lo común es que gobernabilidad de los distintos países cambie lentamente, y el número de países que presenta mejoría parece análogo a aquellos en los cuales existe deterioro.
Los indicadores, con precaución, se pueden utilizar para analizar la evolución de la gobernabilidad de los países individuales y de su ubicación relativa en el rango de gobernabilidad regional o mundial. La forma como estadísticamente están construidos los indicadores, considerando un margen de error explícito, permiten este uso. Sin embargo ello debe hacerse con precaución, debido a la importancia del error, y la auto-correlación temporal de los indicadores y de los errores.
El caso venezolano
¿Cual ha sido la evolución de Venezuela? Muy mala, específicamente en el período 1998-2004. El indicador de “Voz y Rendición de Cuentas”, que en 1996 se encontraba ubicado el rango de países con un indicador mayor al 50% mundial, mejoró ligeramente de 1996-1998, y de 1998 a 2004 declinó a un rango inferior al 40%.
“Estabilidad Política y Ausencia de Violencia” mejoró de 1998 a 2000 (se colocó en algo más de 30%), pero en 2004 cayó a un rango algo superior a 10%. “Efectividad Gubernamental”, que estaba un rango bajo en 1996, declinó hacia 2004.
Destacan por su bajo nivel los indicadores de “Calidad Regulatoria”, “Estado de Derecho” y “Control de la Corrupción”. El indicador de “Calidad Regulatoria” estaba ubicado en el rango de casi 50% en 1998, y se ubicó en el rango de 10% en 2004. En esta dimensión, Venezuela es el peor país de los 18 países de América Latina (AL) para los cuales existe data y está por debajo de todas las medias regionales mundiales, incluyendo el África sub-sahariana.
En el indicador de “Control de la Corrupción” (2004) ocupamos el penúltimo puesto de AL, en un rango de algo más del 10%, ligeramente superior a Paraguay. En 1998 el indicador se encontraba en un rango cercano al 30%. Algo análogo ha sucedió con el indicador de “Estado de Derecho”.
En síntesis, según el WBI, Venezuela, que no era un país que se destacase por buena gobernabilidad, ha desmejorado en forma apreciable.