Usuarios de Inter rechazan el mal servicio de la empresa
Los servicios públicos en Venezuela cada día son más difíciles. Sea energía eléctrica, agua, gas doméstico, gasolina o telefonía. Pero a estos también es necesario agregarles televisión por suscripción y acceso a Internet, éste último declarado como un derecho humano por la Organización de las Naciones Unidas en julio de 2016.
En el país, la estatal Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv), era la principal proveedora del servicio de Internet. Hasta hace años su servicio era óptimo, ya no. Las constantes fallas y caídas en muchos estados del país, han incidido en que los ciudadanos no puedan tener acceso a la red y con ello verse imposibilitados para estar informados, entretenerse y educarse.
El mal servicio de Cantv corresponde a la falta de inversión y a una buena estructura que sea capaz de llegar a todo el país y disminuir la brecha digital geográficamente. Pero no solamente Cantv presenta fallas, sino también las empresas privadas que prestan el servicio tanto de conexión a la red como TV por suscripción.
Una muestra de ello es la otrora Intercable, empresa venezolana privada con 25 años de servicio y que posteriormente adoptó el nombre Inter.
En sus inicios fue referencia en el mercado al igual que la extinta DirecTV. La realidad actual, es otra. Basta con leer en las redes sociales las constantes quejas de sus suscriptores por la falta de Internet o cable, o ambas.
La crisis económica del país, es decir, la hiperinflación, también llega a las compañías de servicio que, aumentan de manera desproporcionada –para algunos-, las tarifas. Otros suscriptores justifican el alza de los paquetes mensuales porque los empleados de las cableras también les afectan la situación del país y el mantenimiento que deben hacer en la red y equipos.
No obstante, en el caso de Inter, las quejas nunca paran. Es el día a día de los usuarios hacia la empresa.
Analítica.com conversó en exclusiva con tres suscriptores de la cablera, quienes expresaron su experiencia con la compañía:
Criss Monterrey, de profesión periodista y residente en la urbanización Valle Abajo, Caracas, cuenta que tiene aproximadamente ocho años con Inter y que al menos una vez al mes se queda sin teléfono y sin Internet, pero que la factura jamás le falla. Cuenta que el servicio fue muy bueno durante cinco años pero en los últimos tres, ha sido de mala calidad. “Hay una pieza que se roban y nos dejan a todos sin Internet», cuenta.
Monterrey expresa que actualmente paga 4 millones y medio de ambos servicios que a veces llega por horas y otras tantas veces están estables.
La situación no es diferente para Manuel Tomillo, también de profesión periodista, residente en la ciudad de Guarenas.
Tomillo tiene casi 14 años con el servicio de Inter y también refiere que el servicio hasta hace unos años, fue bueno. «La calidad desmejoró bastante en los últimos años. La crisis ha afectado todo lo que es bienes y servicios. Tengo servicio de televisión (con cable, no con decodificador) que es relativamente normal e Internet que, con éste sí que desmejoró hasta lo peor. Tengo un plan –que al momento servía- de dos megas. Este plan de Internet no llega como uno lo está pagando y falla mucho en algunos casos por los reiterados bajones de luz. Sin embargo, cuando está relativamente normal la velocidad del Internet es lentísima», dice.
Manuel cuenta que durante un año se tuvo que mudar hacia la casa de su suegra por un tema de salud con su esposa y allí contaba con el servicio de Cantv pero jamás pensó que hubiese un servicio peor que ese: Inter. Las fallas han sido reiteradamente y ha pensado en cambiar de proveedor de Internet pero es difícil porque casi no hay empresas que lleguen a su zona. Sin embargo, consiguió una pero el presupuesto que le dieron era de 400 dólares la instalación sin incluir la mensualidad.
«Necesito el Internet todo el tiempo y los chamos también por lo del colegio. A veces bandeamos la situación con la red Movistar que mejoró la situación en la zona, pero implica unos costos aproximadamente de un millón de bolívares diarios en datos», puntualiza.
El escenario para José Pino es similar a la de Monterrey y Tomillo. Reside en la ciudad mirandina de Guarenas y desde hace siete años se suscribió a Inter para contar con TV por cable e Internet. Para Pino, los últimos tres años han sido “súper deficientes” pero señala que es “el único servicio de Internet y cable que llega en donde vive y, por el momento, debe seguir «casado» con ellos.
Pino subraya que el pasado viernes 8 de enero se originó un revuelo porque la compañía cambió la fecha de facturación para los cinco de cada mes «sin consultar a nadie, hubo un gentío que se quedó con el servicio cortado. Ellos lo único que hicieron fue mandar un mensaje de texto diciendo que había una mora y que próximamente el servicio sería suspendido», dice.
A su juicio, Pino considera que la acción fue un abuso y «una violación a los derechos del usuario porque de paso, mensualmente o cada dos meses van aumentando sin notificarle absolutamente a nadie», destaca.
No hay atención al cliente
Y por si fuera poco, la empresa ha disminuido sus canales de atención al cliente. Tienen activo el 0500Inter, pero a los usuarios les cuesta contactar con una persona que pueda atender sus solicitudes.
«Ellos ahora se montaron en la ola con la gente que está descontenta con Simple (SimpleTV), están ofreciendo su Internet satelital y he pensado considerarlo porque de acuerdo a las experiencias de otros, ha sido bueno. También parece que ofrecen un servicio de Internet más rápido pero no me han contestado unas preguntas que les he hecho», expresó Tomillo.
En el caso de Pino, expresa que tuvo un problema fuerte con su servicio de Internet en abril de 2020 e Inter le asignó una visita técnica que, hasta la fecha, jamás se efectuó. Manifiesta que tuvo que resolver por los caminos verdes porque la conexión a la red es su herramienta de trabajo y ahora más por el contexto de la pandemia que existe mundialmente.
Monterrey ha pasado un año entero sin Internet y la empresa no atiende a los reclamos.
«No hay un canal para reclamos ni atención, no te atienden por teléfono, no hay una oficina y el Twitter lo responden cada seis meses. ¡Quisiera quemarles la sede!», puntualizó.