Un nuevo regionalismo para América Latina
Aprovechando un interesante evento organizado por la Organización Mundial del Comercio, LATN y la Universidad Católica del Perú, sobre las políticas comerciales y la inserción económica de nuestra región, quisiera hacer unas reflexiones sobre el regionalismo en las américas. El regionalismo es una tendencia Universal. Muestra de ello son los mas de trescientos acuerdos comerciales notificados ante la OMC. Por su parte, si algo ha tratado de hacer el conjunto de gobiernos de la región latinoamericana por décadas es la de convertir esta parte del continente en una región en el sentido mas amplio de la palabra. No en el simplemente geográfico, que de por si lo es, sino como entidad política y económica. Sin embargo, si bien la naturaleza se ha encargado de buena manera darnos una entidad bastante homogénea , los hombres encomendados de hacer la política en esta parte del mundo mas se han acercado a unirnos por la vía de la retorica que por la de la integración amplia, verificable y perdurable. Esto es , sin Instituciones solidas.
Veamos. Dos grandes etapas para evaluar los esfuerzos por integrar la región. Sin menospreciar los esfuerzos a lo largo de la historia y el legado de nuestros libertadores por la construcción de una región integrada, podemos ver dos períodos bien diferenciados, los años noventa y el ciclo que corresponde al inicio del milenio. En la primera etapa nos caracterizamos por una maraña de acuerdos comerciales y de integración que fueron proliferando y consolidándose en una década en donde se imponía una visión liberal de la economía y de inserción en los procesos de globalización. Teniendo como puntas de lanza la CAN , el Acuerdo de Integración Centro Americano, Caricom y posteriormente Mercosur. A estos se suman los TLC entre algunos países de la región, especialmente impulsados por Chile y México. El G· 3 fue uno de estos esfuerzos.
Con el regionalismo abierto se buscaba entre otros propósitos conformar una economía de mayor escala para la región. Era difícil intentar penetrar la economía mundial con economías de menor dimensión. Venezuela tenia mayor opciones como miembro de la CAN que como actor individual excluyendo por supuesto su fortaleza como proveedor de petróleo. Otro de los objetivos que se perseguía era hacer que nuestras empresas fuesen mas competitivas. Los gobiernos estimulaban a sus empresas a competir para desarrollar sus capacidades exportadoras. Por otra parte, estos procesos de integración y a su vez de ampliación de mercados permitía el ahorro de divisas convertibles, así como atraer inversiones directas basadas en la amplitud de los nuevos mercados que se abrían entre los países de la región. Un inversionista extranjero en Venezuela, por ejemplo, se montaba en el mercado Andino sin mayor dificultad.
Esta fortaleza integradora buscaba también permitirle a la región una mayor capacidad negociadora frente a terceros. Se entendía que una región unida negociaría con mayor paridad ante las grandes economías ,especialmente los Estados Unidos y la CE. Hoy el otro gran actor seria China. Toda esta lista de propósitos para la región buscaban además tres grandes objetivos, ampliar los flujos de comercio entre los países de la región, desarrollar la infraestructura regional y generar riqueza en la región con su consecuente efecto en la creación de empleo estable.. Esta visión era el preámbulo a nuevos y mayores consumidores con opción de elección de productos.
Entender el regionalismo de esta manera era la bisagra a una futura unidad política. Sin embargo, vemos que las diferencia políticas llevan a la región hacia un nuevo regionalismo que nos coloca en una transición y con nuevas tendencias que favorecen lo político sobre lo económico. La cooperación por encima de la competencia y la retorica como herramienta de desintegración de la arquitectura comercial que bien se perfilaba como la base de una región fuerte y mucho mas dinámica.