Tradiciones en hiperinflación: Uvas y nueces están por las nubes
Gran parte de los venezolanos tienen la costumbre de compartir las 12 uvas para pedir este mismo número de deseos en la medianoche del 31 de diciembre. No obstante, en tiempos de crisis, puede que esta tradición se vea afectada debido a que la fruta puede costar hasta 6.000 Bs.S, lo que supera el salario mínimo actual.
El equipo de Analítica.com pudo constatar en un recorrido por las principales cadenas de automercados del país los precios de las uvas rosadas y verdes importadas, las cuales varían entre 3.808,48 Bs.S a 6.000,00 Bs.S, según la cantidad de kilogramos que compre la persona.
Con un salario mínimo de 4.500 Bs.S, fijado el pasado jueves 29 de noviembre por el presidente Nicolás Maduro, los ciudadanos no pueden costear los precios de las uvas, sino que necesitarán al menos 1.500 Bs.S adicionales.
Esta tradición es originaria de Europa a mediados del siglo XIX cuando la clase alta tenía el hábito de comer uvas y brindar con champán como símbolo de prosperidad durante las fechas decembrinas. Más adelante esta costumbre se fue ampliando hasta llegar a varios países de América Latina.
Algunos ciudadanos que fueron abordados sobre el tema mientras realizaban sus compras comentaron que este año las uvas no estarán en su mesa.
“Recuerdo cuando en estas fechas no podrían faltar las uvas. Eran otros tiempos, se podían comprar tantas cosas que ya este Gobierno nos ha quitado. Este año sin duda no compraré, prefiero gastar esa cantidad en carne o queso”, dijo Johana Gutiérrez, 27 años.
Asimismo, las nueces tampoco estarán en muchos hogares venezolanos porque su precio oscila entre 3.700 Bs.S y 5.000 Bs.S el kg. En algunos establecimientos han optado por vender bolsas pequeñas de 100 gr o 200 gr para que las personas puedan adquirirlas.
Las mandarinas son más económicas
Esta fruta se puede conseguir en 300 Bs.S el kilo, por lo que ha resultado una opción para varias personas que consideran que lo importante al momento de pedir los deseos es la fe.
La idea consiste en comerse doce lonjas, no doce mandarinas, y su componente mayoritariamente de agua es lo que la hace similar a la uva.
“Tradición es tradición y si no hay uvas entonces no habrá nada. No estoy de acuerdo con las personas que quieren sustituir esta fruta con mandarina. Este año no compraré, definitivamente prefiero adquirir otros productos”, expresó Liliana Méndez, 56 años.