Sobre Saud, la “doble cara” del gobierno, la lucha y más
William Saud es un luchador social en el sector minero, de larga trayectoria. En algún momento tuvo simpatías por el gobierno e incluso estuvo en el grupo activo dirigente de la llamada Misión Piar (minería), otra de tantas iniciativas que despertaron expectativas populares y que el gobierno inconsecuente dejó en el abandono y el olvido luego de sacarle provecho en votos. Utilitarismo populista sin escrúpulos.
De las veces que he hablado con él (y con Chancellor) a lo largo del último año en que ha estado preso, al visitarlo en su sitio de reclusión, (y de lo que he investigado del caso) he sacado en conclusión que su prioridad siempre fue ser consecuente con las luchas sociales en el sector minero. No dudó al escoger entre los principios y las “líneas” políticas. No se doblegó, no se arrodilló, no se “acomodó” a las prebendas del poder y eso le costó ser perseguido y preso político.
¿Saben por qué está preso y por qué fue condenado? Les cuento en un apretado resumen. Este gobierno, el de Chávez, le entregó en 2002 la concesión de la mina Las Cristinas (20 millones de onzas de oro en reservas probadas) a la transnacional canadiense del oro Crystallex. Contrato autorizado por el Ministerio de Minas, aprobado en Consejo de Ministros y firmado por la CVG. (No vengan con el cuento de “los infiltrados y que “mi comandante no sabe nada”). Habría podido ser una inversión útil pero en este gobierno nunca se interesaron de verdad por las inversiones que generan desarrollo y empleo sino en “los negocios”.
Crystallex (y los rojitos también) hizo tremendo negocio sin invertir prácticamente nada. Apenas pagó 15 millones de dólares al gobierno por los derechos. Dinero que supuestamente sería usado en construir acueductos y obras sociales en la zona sur y del que nadie sabe nada.
Pero jamás desarrolló el proyecto porque “convenientemente” el gobierno nunca otorgó los permisos ambientales. ¿Y cuál era el negocio si nunca se sacó un gramo de oro? Al tener la concesión durante 8 años (aunque el contrato establecía que sería rescindido si en dos años no se desarrollaba el proyecto al punto de hacerlo productivo) la transnacional logró grandes ganancias en las bolsas de valores, pues sus activos se revalorizaron a niveles estratosféricos. ¿Por qué el gobierno entrega la concesión, luego niega los permisos, deja improductiva la mina, mantiene la concesión por 8 años y no rescinde? Imaginen ustedes su propia respuesta.
La transnacional y el gobierno firmaron un acuerdo con cientos de familias de pequeños mineros que explotaban el oro al borde de Las Cristinas, pero que para llegar allí debían usar los caminos de ellas. Al poco tiempo cerraron caminos y comenzó un forcejeo. Hubo maltratos. Los obligaban a caminar entre “barrizales”. Los hostigaban. Cientos de familias mineras hicieron una protesta de calle, incluyendo la tranca de una carretera. Querían lograr que el gobierno los atendiera y solucionara el problema que les impedía trabajar.
A los dos días de la protesta, Saud y Chancellor (quien además de luchador minero era concejal), se hacen presentes en la protesta, apoyando a los mineros y buscando mediar soluciones.
Seguramente pensaron que podrían influir en el gobierno logrando algo positivo.
Hubo fuerte represión militar. El gobierno “revolucionario, del pueblo y socialista” (¿?) no solo reprimió duro, sino que para meter miedo al pueblo, ordenó encarcelar a los dos dirigentes, acusándolos de lo que ellos siempre acusan. En realidad era la alianza transnacional-gobierno.
Todo terminó en juicio y condena a siete años de cárcel. Igual que con Rubén González, ¿será un rasero?
Los implacables “revolucionarios del siglo XXI”, quizás porque se creen los dueños de la verdad y de la historia, no tienen siquiera algo de humanidad. ¿Desde hace cuantos meses no se viene denunciando por todos los medios el estado de salud de Saud? Si alguien lleva el archivo deben haber docenas de publicaciones de prensa.
Una vez le pregunté a Chancellor si poderosos ministros y altos funcionarios que alguna vez fueron sus amigos en una antigua militancia política pre-Chávez, habían hecho algo. Aristóbulo, Alí Rodríguez y otros. No pudo ocultar la tristeza: “Hay quienes les han hablado de mí, pero nunca han respondido”. Y hasta agregó el nombre de una que era ministra y ahora volteaba para otro lado cuando le hablaban de él. “Son órdenes de muy arriba, intereses muy fuertes”.
En el gobierno hay demasiada soberbia y arrogancia (¿creerán que el poder es eterno?) además de un plan político de control totalitario que implica el uso permanente de la represión, y la siembra del miedo como instrumento de dominación. Ahora, sin embargo, la necesidad política los ha llevado a “suavizar” algunos casos. Están en minoría. Chávez hoy pierde. Tratan de poner otro rostro menos totalitario. El chavismo fanático no llega a 25%. Cientos de miles de sus votantes están hartos y decepcionados. De allí los “cambios”. Puro recule “táctico”. Nada que sea una rectificación sincera.
La lucha de los trabajadores, de los estudiantes, de los nuevos diputados democráticos (en especial los dos de Guayana), la movilización política de los partidos democráticos, la presión internacional, la existencia de medios de comunicación libres a los que no han podido censurar ni cerrar pese a sus esfuerzos. Todo eso los ha obligado a aflojar un poco. Es un buen síntoma. Ayer hasta visitaron a Saud los funcionarios enviados por la Defensoría, la Fiscalía y otros que durante un año han sido sordos e insensibles a su caso.
Hay que seguir luchando. Para ponerlos en libertad. Para rescatar los derechos sociales y la no criminalización de la protesta. Y también y sobre todo, por el cambio democrático de fondo en 2012.