¿Seguirá subiendo el petróleo?
En una de sus recientes alocuciones, el presidente Chávez nos decía que erraban los que predecían una reducción de los precios internacionales del petróleo, sentenciando sin temor a equívoco que éstos “bajarán en el año 3000”. No coinciden con esa visión muchos expertos petroleros internacionales, quienes piensan que el actual ciclo de altos precios es desproporcionado e insostenible, siendo inevitable una reducción de los mismos. Si bien algunos de ellos predicen una severa caída, un grupo más conservador se inclina por pensar que la corrección no será tan intensa, pudiendo estabilizarse los precios en torno a los $ 40 por barril en el futuro previsible.
Como se sabe, el encarecimiento energético de los últimos años se ha debido a múltiples factores, destacando entre éstos, por una parte, la rigidez de la oferta debido a la baja inversión, particularmente en exploración y en refinación y, por la otra, el contundente aumento de la demanda, principalmente de China e India. La pregunta lógica que debemos hacernos para predecir el futuro comportamiento de los precios es cómo evolucionarán aquellas variables de oferta y demanda.
Los que hemos estado involucrados con el mundo de la predicción económica sabemos lo difícil que es ese oficio, que tiene más de arte que de ciencia, particularmente cuando de proyecciones petroleras se trata. Es por ello que muchas de las grandes compañías productoras temen embarcarse en costosas inversiones de largo plazo con el fin de incrementar la oferta de hidrocarburos, pues esa es una política de alto riesgo, ya que la simple desaceleración de la demanda mundial, escenario por demás posible, podría volver a generar un ciclo de abaratamiento energético, como tantas veces ha sucedido en el pasado.
De igual modo, la alta incertidumbre e impredecibilidad que caracteriza al mer¬cado petrolero debe llevar a los países productores, particularmente a aquellos que dependen altamente de esa actividad, como Venezuela, a comportarse conservadora¬mente. Lanzarse en una carrera dislocada de gasto, partiendo de la premisa de que los ingresos petroleros seguirán incrementándose indefinidamente, es altamente irresponsa¬ble, ya que todos sabemos que la coyuntura de altos precios podría revertirse en relativo breve plazo, condenando a la nación, nuevamente, a sufrir una dolorosa crisis econó¬mica, al no poder sostenerse aquellas erogaciones.
(*): Artículo escrito el 7 de diciembre de 2005, que será publicado en El Universal el sábado 10 de diciembre de 2005