Segmentación del país y Economía Política
Por segmentación del país entendemos la situación donde se está lejos de tener una nación cohesionada, en cuanto a presencia de objetivos comunes en una porción relevante de la población. En realidad, existen en su seno cuatro grandes grupos de dimensión político social. Esto puede afirmarse, aun con lo positivo que resulta la unión de la oposición para reafirmar los valores de democracia y libertad en la celebración del 23 de enero.
El primer gran grupo político-social, es el que desde el gobierno han llamado corrupto o inmoral y que identifican con los partidos tradicionales o con casi todo aquel que no esté con su posición. Tal perfil es, indudablemente, exagerado y acomodaticio. De lo que es la representación partidista de estos grupos, así como de sus liderazgos tradicionales -y los mejores de sus cuadros saben que es así- es poco lo que puede la nación obtener para emrumbarse adecuadamente al futuro.
El segundo gran grupo político-social, es el representado por el propio gobierno, sus mentores, seguidores y la parte del pueblo -hoy francamente disminuida-, que en forma esperanzada los ha apoyado en su empobrecimiento, desespero y frustración. Después de tres años de gobernar de manera pendenciera, ineficaz y con un alto grado de ideologización, ya están, los integrantes de este grupo, bien probados en su estilo e inclinaciones.
El tercer gran grupo político-social, atañe a las agrupaciones sociales o ciudadanos que no entienden el proceso político que en uno u otro sentido ha vivido el país desde 1999 o que simplemente viven alejados de ello o -lo que es más preocupante aún- no les interesa. La concentración en sus vidas, cualesquiera que sea el sentido que se le de a esta expresión, se manifiesta en descreimiento o indiferencia y en varios casos en abstención, como la vista en los últimos procesos electorales. Guardando las distancias, hay que decir que esto ya se ha visto en países como Colombia. Aunque no para todos los casos, surge de este grupo, parte del desgajamiento de la nación y la identidad, en cuanto a los objetivos comunes que pudieran estructurarse.
El cuarto gran grupo político-social, en su propia complejidad, se concentra, entre otros, en agrupaciones de opinión, intelectuales, académicos, organizaciones no gubernamentales, empresarios, defensores de la ciudadanía y la libertad de expresión y discusión, que no han sido -ni serán- arremolinados por el discurso efusivo de quienes ejercen el gobierno. Abonan en apoyo a esta idea, las contundentes expresiones vistas a finales del año 2001 -como fue el paro cívico del 10 de diciembre- y comienzos del 2002 -como la convocatoria a celebrar el 23 de enero de 1958-, donde, tales agrupaciones, han tenido una significativa participación. Son, también, estos integrantes, los que analizarán, discutirán y escribirán los sucesos económicos, políticos y la historia, en un tiempo más próximo del que algunos han estimado.
En virtud de la importancia de este escenario, proponemos cuatro perspectivas de enfoque de la realidad venezolana desde la propia Economía Política. Ésta, como es conocido, permite estudiar la economía dentro de las relaciones políticas y de poder.
En primer lugar, se tiene la situación en cuanto a la Constitución y las instituciones. Por un lado, la Constitución de finales de 1999 –aprobada en el referéndum del 15 de diciembre-, representa los intereses políticos y de poder de un grupo político determinado. La composición de la Asamblea Constituyente, la dinámica de las discusiones y el resultado, en sí mismo, así lo reflejaron. Buena parte del articulado, en materia económica, reflejó su ideología de orientación sociopopulista, por su raigambre socialista. Por otra parte, algunas instituciones, no serán cambiadas por ninguna Constitución, en sentido estricto. Lo serán, por un proceso de cambio intenso, que en algunas significará empezar nuevamente. En realidad, el cambio institucional, luego de tres años, se ha vuelto sal y agua y, la Constitución, aun con sus particularidades, se ha convertido en un problema para el Presidente y su gobierno, quienes, permanentemente, la violan.
En segundo lugar, se tiene el escenario de poder que atañe a lo que en cierta visión de la economía se llama los dueños de los medios de producción. La expresión de estos a nivel gremial, está dividida en cuanto a la Constitución de 1999. Por un lado, se encuentran los que la rechazan desde que fue propuesta para ir al referéndum y, por otro lado, los que la aprueban. Un resumen, ha identificado a los primeros como los que quieren desarrollar la economía en una línea moderna y, a los segundos, como los que, al aprobarla, quieren seguir bajo la tutela estatal. Pero también debe señalarse que, el Gobierno del Presidente Chavez, desde sus inicios, ha expresado preferencias por el tamaño pequeño de ciertos grupos empresariales así como por las inclinaciones políticas observables en estos.
En tercer lugar, es de señalar la relación o proyección temporal que albergan los grupos políticos en el poder, empezando por el Presidente de la República, y la cual se ve reforzada después de las elecciones del año 2000. Estos, están persuadidos de que su estancia en las esferas del poder será larga. Más allá de lo que esto implica en el plano político, se encuentra su reflejo en lo que puede llamarse la economía de los grandes planes y los tiempos largos. Se ha pensado, así, en programas de poblamiento de 70 u ochenta años (en ese proyecto resbaladizo que llaman eje Orinoco-Apure) o en un marco regulatorio que, también en la economía, nos permita prever el futuro en 50, 100 o 200 años.
En cuarto lugar, lo que atañe a las ganancias o pérdidas de los distintos agentes económicos. Se sabe que existen en la economía, y en otro tipo de procesos, estrategias ganar-ganar. En Venezuela, varios agentes sociales, económicos y políticos, han disfrutado beneficios de una estrategia de tal naturaleza. En la actualidad venezolana, los grupos políticos en el poder han ilusionado a los sectores más afectados por el desempleo, la inflación y la extensión de la miseria, con una estrategia exclusiva de ganar-ganar que en tal sentido los beneficiaría. Puede ser viable pensar que la economía venezolana requiera pasar por un periodo donde en los campos cambiarios, de tasas de interés, crediticios, de inversión y riesgos, distintos agentes en la sociedad pasen por un periodo de ganar o perder, sin dejar de ser válido que un sector público más eficiente desarrolle externalidades que en distintas dimensiones beneficie y proteja al ciudadano común. Es obvio que esto sólo lo puede brindar el crecimiento y la elaboración y aplicación de una adecuada estrategia económica.
La posibilidad de construir un verdadero consenso, la disposición a participar por parte de distintos sectores de la nación venezolana, las atenciones y consideraciones que deben tenerse sobre los sectores menos favorecidos en la distribución del ingreso, entre otros tantos elementos, son, indudablemente, parte de los resultados aprovechables que se han derivado de malos gobiernos, iguales políticas y dirigentes demagogos, descarados y de poca responsabilidad. En tal sentido, el actual “Gobierno revolucionario”, representa una etapa más de desdichas y malas políticas que, en este caso, se han asociado a las novedosas ideas del “gran líder”.