Secuestro y confiscación de las reservas internacionales
1. Las ironías inflacionarias del Presidente Chávez
El Presidente Chávez, en su reciente viaje al sur, le sugería e sus colegas en el MERCOSUR que no les recomendaba la independencia y autonomía de los bancos centrales, que su modelo es un banco que no es central ni garante de los precios sino de desarrollo.
Sus interlocutores de Brasil, Argentina, Chile, recordaban quizás con una buena dosis de ironía que, cuando los bancos centrales de esos países eran apéndices fiscales del gobierno, tal cual como lo es hoy el BCV del gobierno venezolano, esos países eran conocidos en el mundo por las hiperinflaciones, la muy famosa expresión de la autopista del sur, no estaba en los manuales marxistas que el Presidente leía en esos días de voladas inflacionarias en América del Sur y de destrucción masiva de salarios e ingresos de la gente. Quizás tampoco recordaba el Presidente, en sus lectures de economía bolivariana, por esos mundos, que en esos países, las hiperinflaciones condujeron a cambiar muchas veces de moneda, tres veces en Argentina, dos veces en Brasil, dos veces en Chile, la inflación los había llevado a agotar los ceros a la derecha de los precios.
La ironía estriba en el hecho de que esas economías hoy con bancos centrales independientes y autónomos, tiene inflaciones cuatro a cinco veces menores que las que tiene Venezuela, sin que Argentina, Brasil, Chile, tengan mecanismos represivos en la formación de precios como controles de precios y de cambio. Es evidente que el Presidente Chávez es quizás el mandatario pero informado de quienes se reunían hace días en el marco del MERCOSUR.
4. Ocurriría en Cuba: el ejemplo que Cuba nos dio
Ocurría en Cuba, cuando la revolución confiscaba las reservas del Banco de Cuba para el financiamiento de los planes fiscales de la revolución, planes fiscales para el financiamiento del gasto publico, en adelante, todo el gasto de la economía, seria financiado por el Estado, el Banco Central de Cuba se transformó en un “banco de desarrollo”, el autor de esas reformas, su Presidente, el Che Guevara. De esa manera se acabó con el ahorro de los cubanos, la reforma del Banco de Cuba, eliminó el subyacente de valor que tiene el dinero, en adelante el peso cubano sólo serviría para ser canjeado por los bienes de la tarjeta de racionamiento, la reforma monetaria colocaba así toda la fuente de valor en la economía en manos del Estado.
La pérdida de confianza del publico en la moneda, en su dinero, el cual ya no convertible, transformaría de inmediato las transacciones financieras entre privados, entre la gente, en transacciones de bienes y servicios, tipo trueque, con ello, se desmontaba el proceso de formación de precios, el mercado se suprimía, con lo que inflación inherente a esos sistemas de administración centralizadas, de economías colectivizadas, dio paso al régimen de escasez; las colas serian los mecanismos mediante los cuales se expresarían los mercados reprimidos. Los salarios, solo alcanzaban para comer y mal, dando inicio a la escalada de empobrecimiento en Cuba.
3. El modelo cubano puede reproducirse en Venezuela
Quizás esta historia del socialismo cubano, no la conozca el Presidente Chávez; y no estaría mal que la aprendiera pronto, porque el régimen económico venezolano y sus instituciones, por el impulso violento, aunque legal, de la revolución, evoluciona hacia ese fracasado modelo, – especie de consecuencias no intencionadas-; claro, con petróleo, lo cual, después de todo no implicara mucha diferencia, porque como ya se conoce en detalle, el gobierno exacerba a renta del petróleo, su único interés, porque administra un recurso propiedad del Estado.
Los ciudadanos en el modelo socialista propuesto por el gobierno, tenderán a depender casi exclusivamente de los mecanismos redistributivos que el gobierno defina; el esfuerzo individual, fuente de crecimiento económico y desarrollo sustentable evidenciado en la historia de los últimos dos siglos, se revolcara mutilado por leyes y decretos revolucionarios cuyo destino final conduce a la restricción de las libertades económicas y derechos de propiedad. En Cuba ese proceso comenzó con la confiscación de las reservas del Banco de Cuba por parte del gobierno.
Aunque un proceso similar, no se prevé, aun para Venezuela; sin embargo, y por los caminos legales, aunque ilegítimos y contra natura desde el punto de vista histórico, la legislación monetaria que se avanza y materializa a velocidad tiende hacia la precariedad en la propiedad del bolívar. Con dos reformas del Banco Central en apenas dos años después de haberse promulgado la ley, lo transforman en los hechos en la fuente de los mecanismos financieros que el gobierno denomina el gobierno, de esta manera el bolívar como dinero perdería la fuente de valor y con ello la confianza de la gente, una ruta que destina su presencia en la economía, al mismo tenor de las cuentas del ábaco.
4. El BCV evoluciona hacia banca de desarrollo: la moneda pierde su valor intrínsico.
De esta manera, la primera reforma del BCV en 2001, le permitió servirse de triquinuelas y artificios contables para literalmente exprimir los dólares que transa en el mercado monetario, con lo cual, la impresión de moneda sin valor y reserva se transforma en financiamiento de los déficit fiscales por el reembolso al fisco de unas utilidades, que no lo son tal, en términos contabilidad ortodoxa y convencional, por la sencilla razón que el BCV no puede imprimir las dólares que recibe de los exportadores e inversionistas que traen sus flujos de capital al mercado venezolano.
De acuerdo al mecanismo contable asimilado en la ley del BCV, no existen límites institucionales y económicos para generar utilidades cambiarias, como se le conoce eufemísticamente. En otras palabras, el BCV imprimirá utilidades dependiendo de la solicitud de dinero que haga el fisco, en rigor del artificio contable, que calcula esas utilidades, por ahora, el presupuesto incorpora las utilidades cambiarias como un impuesto ordinario, es decir, la inflación se constituye, por el carácter inflacionario que tienen las utilidades, en un mecanismo de financiamiento del déficit fiscal, es decir, se transfiere de los bolsillos de los venezolanos, contribuyentes o no, poder de compra hacia el fisco, además de los impuestos ordinarios.
La segunda reforma, la propuesta en estos días, transgrede los limites de la racionalidad monetaria, inclusive, acaba con años de ciencia económica monetaria, la que entre otros, ha permitido en la reciente historia económica del mundo acabar con la inflación como fenómeno monetario. Por cierto que en esta materia de inflación, Venezuela, sigue siendo de las más altas del mundo, por lo que el deterioro del salario real promedio del venezolano guarda estrecha relación con esas heterodoxias monetarias que hacen que el fisco reciba en utilidades cambiarias cerca de 6% del PIB.
El Estado se enriquece, los políticos que lo administran se nutren de los privilegios rentistas que produce la captura de los poderes políticos que sancionan las nuevas reglas de la economía: el estado produce y distribuye, la gente trabaja, sin otro incentivo que el de sobrevivir, mientras se empobrece; una historia no nueva para el venezolano, pero ciertamente agravada por el curso de la revolución que no tiene fronteras al gasto y al ahorro de la gente, el cual transfiere sistemáticamente al fisco.
5. La confiscación del ahorro de gente y empresas: del bolívar al peso
Algo similar con la moneda de lo que ocurrió en Cuba, así como en los países que fueron arruinados por el socialismo, pareciera ser inminentemente en Venezuela, si se nos atenemos al discurso político y al instrumental institucional que van engranando leyes, decretos, y parte de la violencia política, incluyendo la violencia institucionalizada que reprime las libertades económicas de la gente.
El parangón, por supuesto, no copia el paredón cubano, pero si se asemeja a una especie de fusilamiento legal, donde, en este caso en particular, la AN al reformar la ley del BCV le permite al gobierno la confiscación pura y simple, no sólo de las reservas de los bolívares circulantes, sino que obliga al ciudadano a costear los costos por deterioro de la calidad de vida, las consecuencias por haber dispuesto –de aprobarse la reforma- al BCV a comerse su capital y patrimonio, para satisfacer la embriaguez financiera y fiscal del gobierno, que no muestra limites en la expansión del gasto público, ni en el endeudamiento público ni en el mantenimiento de la presión inflacionaria que arruina la calidad de vida y empobrece al ciudadano de a pie..
La reforma propuesta confisca los bolívares de la gente, arruina su valor, la gente terminara por perder la confianza en la moneda, la cual y como consecuencia de la reforma propuesta, transformase en solo una unidad de cuenta, con menos valor que las cuentas de un rosario, con lo que no habría distancia material que impida a la jurisprudencia a imponer el criterio de precariedad del dinero, es decir, el Estado será el dueño de los bolívares, la gente que lo tiene sólo lo utilizaría para adquirir los bienes y servicios que demande y tengan mercado, de un plumazo se habrían acabado acabarían los ricos!!!.
6. Las reservas no son ahorro, quien las tome peca por apropiación indebida
Los bolívares que circulan son emitidos por el BCV para adquirir divisas generadas por PDVSA, exportadores, inversión extranjera, repatriación y rendimientos por inversiones de residentes y no y endeudamiento externo, público y privado. En el caso de las divisas vendidas al BCV por PDVSA para pagar la renta petrolera al gobierno, este recibe los bolívares que le corresponden, y si desea adquirir esos dólares para uso financiero y económico, es decir, los dólares en las reservas, sólo podrá hacerlo entregando los bolívares que ya recibió; es decir, comprando los dólares con los bolívares que dispone el Tesoro.
En otras palabras, esas divisas que conforman las reservas internacionales no constituyen ahorro de nadie, ni del gobierno, ni del sector publico, son tan solo liquidez internacional que el BCV vende a cambio de los bolívares emitidos, -componente básico de la liquidez monetaria- cuando se adquirieron esas divisas, o por realización de su acción tributaria, o por rendimientos de activos en manos del sector público/gobierno; es decir, dejan de ser reservas al canjearse por bolívares, proceso que se conoce como de esterilización monetaria; dependiendo, claro está del valor de la moneda que es definido por la percepción de riesgo en los mercados y de las reglas cambiarias.
7. Una acción colectiva para exigir justicia al TSJ
Para adquirir divisas registradas como reservas por el BCV, solo es posible comprándolas con los bolívares en circulación. Ningún ente, público o privado puede transferir a su favor esas reservas, ni legal ni ilegalmente, es un delito, a riesgo de ser juzgado por apropiación indebida. Si es público, como lo entiende la reforma del BCV, malversación por corrupción es el marco legal y alcanzará al gobierno y al Legislativo por facilitar la operación de confiscación. Es deseable entonces una acción colectiva ante el TSJ para pedir justicia por inconstitucionalidad y exigir castigo por el delito mencionado.
Esa reforma del BCV afecta negativamente los contratos de deuda soberana firmados por el gobierno, en virtud del impacto negativo que la reforma tendría porque promueve descapitalización y destrucción patrimonial del BCV para transferir recursos monetarios para financiar los déficit fiscales, la violación de esos acuerdos podría desencadenar una venta masiva de los bonos globales venezolanos con acreedores tocando las puertas para el rescate de su inversión.
8. La reforma del BCV y el impacto en la deuda publica externa.
Las legislaciones de los bancos centrales en el mundo, signatarios de los arreglos monetarios del FMI, banco central de banco centrales, es muy precisa al respecto, es simplemente un caso de justicia y derecho humano legislar para que nadie, sea publico o privado, divisas de las reservas internacionales a los mecanismos presupuestarios y fiscales de los gobiernos, dado que ello conlleva a la impresión adicional de nuevas cantidades dinero, lo que traería presiones inflacionarias con el conocido impacto negativo en la calidad de vida de la gente que impone el mecanismo tributario imbuido en el impuesto inflacionario.
Los mecanismos más ortodoxos para que los gobiernos drenaran reservas internacionales, el equivalente en moneda nacional, lo constituían la venta de bonos públicos a los bancos centrales, cuando eran apéndices fiscales. De esta manera los bancos centrales, imprimían moneda sin el equivalente contraparte acumulable en reservas internacionales, pero al costo de incrementar el volumen de liquidez que desequilibraban los mercados causando presiones inflacionarias, ejemplos de estas inflaciones: las conocidas hiperinflaciones de América del Sur.
Las nuevas legislaciones dieron autonomía funcional, política y administrativa a los bancos centrales para evitar que estos imprimieran dinero sin respaldo en la economía real, de esta manera desaparecieron las hiperinflaciones en el mundo, los bancos centrales se hicieron autónomos e independientes.
En Venezuela, andamos en contra de los tiempos, el socialismo del siglo XIX, que el Presidente denomina de siglo XXI, transforma a velocidad vertiginosa la institución de emisión monetaria para convertirla en apéndice fiscal con el pretexto de financiar el desarrollo.
9. El gasto para-presupuestario que induce la reforma del BCV
Sin embargo, de la reforma propuesta del BCV que permite al gobierno extraerle parte de su capital y patrimonio con eventual efecto fiscal, no quedan claro ni siquiera los mecanismos de (des)capitalización del Fondo de Desarrollo, por lo que una porción importante de la liquidez monetaria, para cuando esas divisas se conviertan en bolívares, quedará fuera de los parámetros de regulación y contrapeso fiscales que deben ejercer los poderes legislativos y contralor del buen y puro uso de fondos públicos contenidos en moneda de curso internacional en ese Fondo.
Pero las cosas no terminan en el hecho de la confiscación que traerá desconfianza en la moneda, y la amenaza de voladas inflacionarias con sus respectivas devaluaciones, asumiendo que la confiscación que toma cuerpo en la reforma propuesta al BCV induce a un a devaluación implícita que podría estimarse en un 30%, sino a que una porción importante del ingreso fiscal generado en la renta petrolera se “des-presupuesta” pasando a los caminos informales del gasto para-presupuestario, caracterizado por la escasa o ninguna controlabilidad fiscal, o contrapeso fiscal al gobierno, transito oscuro que estimula la corrupción, el derroche y la malversación en el uso de fondos públicos. Ello sin considerar otros danos colaterales que se producen cuando un gobierno impone consideraciones no económicas para satisfacer su gasto, mecanismos de gasto bajo supuestos estratégicos que imponen un marco de penumbra sobre el destino de los dineros públicos e impuestos que paga el contribuyente venezolano.
Los gobiernos están obligados, y así lo consideran los contrapesos y el balance de poderes en un país normal, a ser transparentes en la administración de los dineros del contribuyente; como en el mundo antiguo, no basta que la mujer del César sea honesta, tiene que aparentarlo.
Impactos y reacciones en los mercados financieros.
El mercado de bonos globales soberanos.
Los contratos de deuda –externa- soberana, los que refieren a la colocación de bonos globales en el los mercados exigen algunas reglas a cumplir en la relación del fisco con los bancos centrales, particularmente con el manejo de la propia deuda soberana y la liquidez internacional –léase reservas internacionales- en administración por bancos centrales; en otras palabras exigen un manejo “ortodoxo” de las reservas internacionales, con ellas se sirve la deuda. Las heterodoxias financieras y monetarias del Presidente Chávez, tengan o no sanción por parte del poder legislativo, no son permitidas, los mercados comprenden de inmediato que el fisco se financia deficitariamente –inflacionariamente- con dinero sin respaldo, costumbres, por lo demás desterradas de los mercados.
Los acuerdos con el FMI.
Por supuesto, si no se cree en esos postulados de confianza exigidos por los mercados, porque el paradigma ideológico lo impide, como es el caso que nos ocupa en esta nota, habrá que atenerse a las consecuencias financieras que pudieran suceder. Cualquier tenedor de deuda soberana venezolana, bonos globales, pudiera exigir el rescate de su inversión, dado que la transferencia de reservas al fisco infunde desconfianza por debilitamiento inmediato de la posición de pagos del país en cuestión. Otra barrera institucional importante que tendrá la reforma del BCV que busca la confiscación de las reservas internacionales, son los acuerdos que existen entre el BCV, los bancos centrales y el FMI. Cualquier manejo con efecto directo fiscal de las reservas internacionales por parte de los gobiernos choca contra los arreglos institucionales que sostienen el sistema de pagos internacionales. Venezuela es firmante del acuerdo vigente desde 1948 entre el FMI y los bancos centrales de sus miembros.
Confianza y sindéresis monetaria y financiera entre los gobiernos y los bancos centrales.
Comprender estos convencionalismos de los mercados financieros no es sencillo ni fácil desde la perspectiva ideológica que promueve el gobierno del Presidente Chávez, ello sin embargo no preclude que los mercados reaccionen. Venezuela, pese a los altos precios del petróleo requiere para su crecimiento, además de hacer las cosas de modo normal, financiamiento internacional, sea por inversión de tipo financiera adquiriendo bonos soberanos, o por inversión directa, y por supuesto repatriación de capitales. Si los mecanismos de confianza alrededor de la posición fiscal y el manejo de las reservas internacionales se deterioran el costo financiero crece impactando la matriz de servicio de capital e interés, bien sea como costos de reposición, o como costo de transacción. Tendremos noticias en ese frente si la reforma del BCV para la confiscación de reservas procede.