Reorganización eléctrica a la medida del Jefe
Ya tenemos el decreto con “Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de Reorganización del Sector Eléctrico”, que crea la “sociedad anónima Corporación Eléctrica Nacional S.A.”(CEN). Es un decreto corto y contundente, si se quiere simple, con una vocación netamente centralista. Tiene 14 artículos que no alcanzarían para llenar una página de la Gaceta Oficial si no fuera por la larga lista de firmas de los ministros. Todas las empresas públicas del sector pasan a ser filiales de la CEN y se adscriben al MINPOPOEP (Espero haberlo escrito bien) y se reitera el plazo de 3 años para “fusionarse en una persona jurídica única”.
Respecto a las pocas empresas privadas que quedan el decreto es curioso, ya que están obligadas a cumplir con el mismo aunque son divididas en dos grupos: el primero lo forman las que “se encuentren en proceso de adquisición por parte del Estado venezolano, intervenidas administrativa o jurídicamente”; y el segundo “cualesquiera que en un futuro el Estado decida adquirir”. De modo que si una empresa no ha sido intervenida todavía, es mejor que cumpla el decreto, aunque no quede claro lo que esto implica, porque nadie sabe si el Estado decidirá adquirirla en el futuro. Esto quiere decir que si un par de industrias vecinas deciden autogenerar, cansadas del mal servicio de Cadafe, y crean una pequeña empresa eléctrica que les preste servicio a ambas, tendrán que afrontar la amenaza de que el Estado los incorpore a la CEN cuando así lo disponga.
Por lo demás, el decreto elimina el pago de “tributos estatales y municipales”, lo cual es un saludo a la bandera, porque ni las empresas pagan los tributos ni los municipios pagan el servicio eléctrico, de modo que la disposición no afecta la caja ni de las empresas ni de los municipios. También elimina el IVA, lo cual será una bendición para empresas como Edelca, que tienen que pagar el IVA por la energía que le facturan a Cadafe a pesar de que no la cobran.
Pero hay que entender que el proceso de fusión implica consolidar los activos y pasivos de las empresas, lo que significa que las cuentas por cobrar de Edelca con el resto de las empresas del sector se eliminarán el día en que se cree, tres años mediante, la CEN. Ese día se conformará una de las empresas públicas más deficitarias de la historia de la gestión pública venezolana.
Por lo demás el decreto me parece razonable y creo que hay que eximir de culpa al grupo de técnicos que trabajaron en su redacción. Con las limitaciones que tenían no podían hacer nada mejor. Se les ordenó centralizar el sector eléctrico y no hicieron otra cosa que obedecer. Todavía tuvieron la habilidad de incluir el mayor grado de libertad posible dentro de la camisa de fuerza que les colocaban, al incluir un artículo como el 9 que les permite crear cualquier empresa que consideren conveniente, aunque resulte contradictorio con aquello de “fusionarse en una persona jurídica única”.
Pero a mi juicio el centro del Decreto lo constituye la eliminación de la Ley Orgánica del Servicio Eléctrico (LOSE), ya que prevalecerá sobre esta Ley cuando las disposiciones de ambos instrumentos jurídicos colidan. Pero ocurre que el Decreto y la LOSE “coliden” de pies a cabeza, desde su concepción hasta su última disposición. De modo que, en la práctica, a partir de ahora la única Ley es este decreto, lo que es lo mismo que decir que a partir de ahora se ha legalizado que no hay Ley. El sector eléctrico queda al arbitrio de lo que decida el Ejecutivo, sin ninguna regla que lo limite. Entramos en el mundo de la discrecionalidad legalizada. Por fin la revolución derogó una Ley que no le gustaba y que nunca aplicó, con el añadido de hacerlo por la exclusiva voluntad del Soberano. Quedamos sujetos al buen saber del Jefe.
Pobre sector eléctrico que desde ahora tendrá que navegar sin brújula, sin otro rumbo que el que significa la pamplina de convertirse en socialista.