Reflexión de Pascua en dos tiempos
El Domingo de Resurrección, mientras me dedicaba al delicioso placer de no hacer nada, en medio de aquella tranquilidad, pasaban por mi mente algunas ideas que quise compartir en el artículo del jueves. Cosas normales que siempre vienen con el ocio. El caso es que me puse a redactar y escribí un par de párrafos. Pero luego, por distracciones que no vienen al caso, el artículo se quedó sin terminar y lo dejé, con la intención de terminarlo el lunes. Como suele pasar, el lunes se me fue el día haciendo otras cosas y ya en la noche, a eso de las 8 y media, sin haber retomado la tarea, me encuentro en la TV con nuestro Presidente celebrando el brillante triunfo de la patria contra Exxon. Su discurso confirmaba lo que había escrito el día anterior pero, al mismo tiempo, agregaba otros hechos que motivaban una reflexión adicional. De modo que decidí dejar los dos párrafos dominicales y culminar el artículo comentando algunos eventos de la jornada del lunes. Lo que sigue resume lo que quedó. Espero que las dos reflexiones completen la idea. Ahí va:
Hay que reconocer que el descanso de Semana Santa ha sido reparador para toda la nación. No me refiero en esta ocasión a los días de playa o al recogimiento espiritual al que se ha dedicado la población. El verdadero descanso se debe a que nuestro Líder, el Paladín Inmarcesible de la revolución, decidió tomarse unos días libres y dejarnos tranquilos. Desde el ya lejano concierto por la paz en la frontera tachirense el Domingo de Ramos, que nuestro Prócer discretamente omitió en su show dominical, han transcurrido más de siete días sin ningún titular protagonizado por nuestro Mesías, algo que sólo ha ocurrido en ocasión de las importantes misiones del Patriarca en el exterior. Por unos días la amenaza de invasión del imperio se tomo un descanso y los medios se quedaron tranquilos y no nos injuriaron salvajemente, obedeciendo como siempre a sus patrones del norte.
A mí me queda la sensación de que la nación podría empezar a avanzar si el Líder decidiera tomarse estos descansos con mayor frecuencia. Si dejáramos la guerra y eleváramos al primer plano de la discusión los temas prioritarios de nuestro desarrollo. Estoy convencido de que la causa del fracaso de todas nuestras iniciativas radica en la presencia abrumadora del Paladín en todas ellas, reduciendo a todos sus colaboradores al papel de comparsa. No es la ineptitud de los funcionarios la que nos conduce al fracaso, sino la conversión de todas las ideas en una farsa teatral dirigida a complacer al Sublime. Si los responsables de la gerencia pública pudieran entregarse a tiempo completo a organizar su trabajo, en vez de dedicarse a aplaudir al Jefe en eventos mediáticos, podrían reflexionar y actuar con efectividad.
Hasta aquí había escrito el domingo, pero el lunes nuestro Héroe reapareció. Como es su estilo, la gente lo esperaba en la campiña, en la sede de PDVSA, sin idea cierta de su hora de llegada. Desde las 7 de la mañana se prohibió estacionar a los funcionarios del Ministerio de Energía y Petróleo y de PDVSA, lo que ocasionó un caos monumental al rebasarse la capacidad de los estacionamientos vecinos. Había representantes de todas las instalaciones de PDVSA a lo largo y ancho del país, por lo que fue un día de asueto para la energía en Venezuela. El único tema de conversación era la llegada del Presidente, en medio del acordonamiento militar correspondiente. Al final, el hombre llegó a las 8 pm, cuando ya la mayoría de los funcionarios se había ido a su casa y sólo quedaban los traídos del interior del país.
Otro día de trabajo perdido mientras la revolución avanza a paso de vencedores.